A falta de una verdadera reflexión sobre la cultura, continuarán los
dislates, los dispendios, las obras suntuosas e innecesarias. La cultura es una
fuente de riqueza, nos dice nuestro amigo el Diletonto, pero para las personas
quienes la administran, no para la ciudadanía.
En 2014
Veracruz recibirá de la federación una suma billonaria: 4 billones de pesos. El
tope histórico atañe, claro está, a la realización de los Juegos
Centroamericanos y del Caribe. Esta obra consumirá la mayor parte del recurso
asignado; otra parte significativa se
destinará a programas sociales. Sin embargo, una parte importante del
presupuesto se destina al ámbito cultural, sin que los criterios de manejo sean
transparentes en una entidad cuyas instituciones de cultura y sus creadores
sobreviven en condiciones de pobreza.
En el
proyecto de presupuesto de egresos de la federación para el ejercicio fiscal
2014 se etiquetaron 13, 746.4 millones de pesos en el rubro Cultura; monto
igual al que se ejerció en 2013. El poder Legislativo permitió una ampliación
con lo que el presupuesto total será de 18, 347. 7 millones, de los cuales
1,867.8 serán ejercidos por el Conaculta y 2,728.5 millones a través del Ramo
23.
¿A quien
beneficia ? En el caso de Veracruz, a proyectos de edificación de
infraestructura cultural –el anunciado complejo cultural de Xalapa–,
remozamiento de los edificios del patrimonio histórico –Casa de la Cultura de
Córdoba, teatro Solleiro de Huatusco, rescate del mural de José Clemente Orozco
en Orizaba– y por supuesto servirá para continuar con la directriz de reducir
la riqueza cultural de Veracruz a variedad turística. Las propias autoridades
–o sus voceros– han insistido en que 2014 será el año del turismo cultural en
Veracruz. No se trata de condenar el turismo cultural, una actividad loable con
la condición de que no se reduzca el patrimonio cultural a su faceta de
comercio, sino de señalar que desde hace diez años se ha venido repitiendo la
fórmula, casi como mantra, de que Veracruz debe obtener divisas del turismo cultural.
Que si antes era el petróleo la fuente de opulencia hoy lo es el arte y la
tradición. Lo cierto es que en diez años poco ha cambiado para bien en el
estado. Las fiestas patronales y tradicionales subsisten corruptas –las fiestas
de La Candelaria; los festivales arraigados han desaparecido –Junio Musical–,
se han transformado o de plano languidecen agónicos –festival Afrocaribeño.
Asimismo las inversiones en infraestructura, pese a que como nunca se ha
remitido a Veracruz importantes sumas federales, son escasas siendo muchas
veces motivo de controversia y de polémica por la falta de transparencia en el
manejo de estos subsidios. Recuérdese el caso del Teatro del Estado cuya
remodelación apenas concluyó, tras años de recibir dinero para la tarea y también
el del célebre Palacio de Hierro de Orizaba sobre el cual varios columnistas
nacionales alertaron de un mal uso patrimonial.
Cultura, apéndice no
desarrollado de turismo
En el marco
de la conmemoración y guardia de honor por el aniversario luctuoso de Agustín
Lara, el secretario turístico declaró que el presupuesto anual que recibe el
Instituto Veracruzano de la Cultura (Ivec) es cercano a los 110 millones de
pesos anuales, cantidad que cada año buscan incrementar “para que alcance”.
“Adicional a
esto, como los fondos de cultura como Conaculta y un fondo especial para el
rescate de las Bellas Artes, juntan otra bolsa igual muy parecida a los casi
100 millones de pesos”, señaló el secretario de Turismo y Cultura del Estado de
Veracruz.
Curioso:
Harry Grapa se limita a señalar el presupuesto otorgado al instituto de
cultura, sin acotar que la Secretaría de Turismo por su parte recibe y maneja
un presupuesto cercano a los 97,000 millones de pesos, mientras que para las
dependencias de la Administración Pública Estatal, que integran la
clasificación de Turismo y Cultura, se destinarán 238 millones de pesos para su
operación.
En los
últimos seis años se abandonó la cultura como proyecto educativo y formativo de
la sensibilidad, un método, para privilegiar aquello que la cultura tiene de
comercio. De ahí que el entonces gobernador Fidel Herrera propiciara la
reingeniería en la estructura institucional con el propósito de que el otrora
depositario de la riqueza cultural y su gestión, el Ivec, se redujera a un
apéndice de la Secretaría de Turismo; una oficina que ejecutara las
instrucciones y lineamientos de la oferta turística.
Desde la
supeditación del Ivec a la Sectur se estipuló que la cultura estaría vinculada
al turismo. Será cultura aquello que se pueda promover, que se exhiba, que
incite al encuentro colectivo, no aquello que permita el crecimiento
individual. No extraña que en los programas se privilegien las fiestas
patronales, los encuentros e inversiones de aquellas expresiones culturales que
sí atraen público y por ende aportan beneficios, como las producciones
cinematográficas o audiovisuales y los festivales de gastronomía. Para
documentar el optimismo recordemos que éstas son las manifestaciones con
raigambre cultural, hay otras más superficiales que en particular en este
sexenio prosperaron: los festivales de salsa, los bailes, los desfiles,
conciertos y caravanas con artistas, las pasarelas, las manifestaciones circenses,
entre más exitosos a nivel comercial y por ende con menos valores artísticos,
mejor.
Poco
sorprende entonces el papel de comparsa que el Ivec se ha resignado a adoptar
en su dependencia de la Sectur. Ni que el secretario Harry Grappa, al reseñar y
anunciar lo más relevante en cultura para Veracruz, mentara el Festival Gastronómico Internacional
Veracruz 2014, cuyo acto será del 13 al 16 de marzo en Boca del Río.
Las
instituciones responsables en Veracruz parecen incapaces de trascender el
esquema de diversión, jolgorio y entretenimiento. Aunque aumenten los recursos
federales a falta de un programa y de una verdadera reflexión sobre la cultura,
continuarán los dislates, los dispendios, las obras suntuosas e innecesarias,
mientras los creadores, la infraestructura cultural, zozobran. Las inversiones
no procuran una sociedad económicamente sana sino la dependencia endémica
perpetuando el mecenazgo dependiente.
Coda
En algo tienen razón quienes
ven en el turismo cultural la gran fuente de divisas. Hay mucho dinero
asignado, hay muchos recursos y sin duda es una fuente de riqueza. Lástima que
no sea para la ciudadanía. ♦Por El Diletonto