Pronto a arrancar el Festival Internacional Jazzuv, del
20 al 26 de octubre. En esta ocasión, se presentarán por primera vez en esta
ciudad los musicazos Dave Kikoski, Kurt Rosenwinkel, Peter Bernstein, Alon
Yavnai, Bob Moses y Pablo Menares, y una vez más volverán Gary Bartz, Jason
Palmer, Melissa Aldana y Alain Brunet. Eduardo Sánchez conversó con Edgar
Dorantes, gran maestro y alma del Jazzuv, quien revela los ajustes a la
estructura del festival pero conservando su enorme calidad musical.
El jazz es una red que atrapa la mente musical con sus
elaborados juegos de sufrimiento y alegría, libertad y
disciplina,
erotismo y castidad, intelecto y pasión.
Guillermo Cuevas
Ocasionalmente menciono en mis textos que tres descubrimientos, diecinueve
años después, me retienen en Xalapa: el son jarocho tradicional, la percusión y
la danza africana y afrocubana, y el Festival Afrocaribeño (que este año no
sucedió, enorme decepción que comentaré en el siguiente artículo). Pero esto no
es del todo cierto. Escribo estas líneas escuchando Remembranzas, última
grabación del gran pianista veracruzano Edgar Dorantes; y al hacerlo la mente
universal me da tremendo jalón de orejas para decretar que, sin duda, el jazz
pertenece a la lista citada líneas atrás.
Hasta el fin de mis días recordaré la tercera edición del Festival
Internacional Jazzuv llevada a cabo en noviembre de 2010. ¡Qué maravilla
escuchar al baterista Jack Dejohnette y al pianista Mc Coy Tyner! Verdaderas
leyendas vivientes del jazz. Con sólo eso hubiera sido feliz. Pero, para colmo
de la felicidad de mis trompas de Eustaquio, nos visitó el arte del mejor
contrabajista que he visto en mi vida: Ray Drummond. Y, por si no bastara,
también estuvo aquí el finísimo baterista John Ramsay. Todos ellos conformaron
la cereza del pastel, cuyas rebanadas fueron memorables conciertos y jam
sessions entre los grandes músicos invitados, los maestros y los alumnos;
así como clases magistrales y exposiciones. ¡Pura alegría! Gracias a todos
ellos.
Este año, del 20 al 26 de octubre, se presentarán por primera vez en esta
ciudad los musicazos Dave Kikoski, Kurt Rosenwinkel, Peter Bernstein, Alon
Yavnai, Bob Moses y Pablo Menares, y repetirán los excelentes Gary Bartz, Jason
Palmer, Melissa Aldana y Alain Brunet. Y, por supuesto, la palomilla de casa,
que organizada en numerosos ensambles, mostrarán el resultado de estos años de
trabajo. El programa se muestra abundante de clases maestras a medio día, a las
cuatro de la tarde dará inicio la serie diaria de tres conciertos para, después
de las diez treinta de la noche, concluir con la tradicional jam session
entre la comunidad Jazzuv e invitados.
Para la elaboración de este artículo fue indispensable charlar con el
corazón del festival, Edgar Dorantes, quien se reveló ante mí como todo un jazzmen. He aquí su
visión del mundo jazzístico local:
Eduardo Sánchez: ¿Contento de llegar a este sexto festival?
Edgar Dorantes: Me siento muy contento de que ya tengamos la sexta edición
del festival, contento también de que la escuela Jazzuv va muy bien. El trabajo
educativo que se está haciendo es impresionante, está ya considerada como la
primera opción para aprender jazz en el país; no dicho por nosotros sino por
otros educadores del jazz. Y la escuela tiene este festival maravilloso que
trae a los artistas más renombrados del mundo del jazz, que vienen a convivir con nosotros; no sólo a
dejarnos su gran música sino a compartir sus procesos musicales. Entonces, me
siento muy feliz porque después de cinco festivales y casi seis de la
existencia de la escuela, porque el movimiento representa una fuerza creadora
en la música en Xalapa, en la Universidad Veracruzana y en el ámbito nacional.
¿Consideras que se ha logrado proyectar esta música a la sociedad xalapeña?
Mira, hemos mejorado muchísimo y sí se ha logrado, a partir del Jazzuv, un
gran aumento de los públicos. Yo era parte de la escena del jazz antes del
Jazzuv y antes de irme a los Estados Unidos, desde los noventa. Éramos poquitos
músicos, de mi generación (de la facultad) casi nadie, y la generación anterior
eran unos ocho o diez, con los que toqué y de los que aprendí. Cuando regreso,
en el 2003, tenía ochenta gentes que querían estudiar jazz y, cuando abrimos
Jazzuv, llegan ciento cuarenta personas, y a partir del segundo año teníamos trescientas. Podemos decir que, a la
fecha, más de tres mil personas han entrado a Jazzuv a tomar algún tipo de
curso. Llegan de todo el país, y ya tenemos estudiantes de Guatemala, de Costa
Rica y de Italia. Creo que el antes y después de Jazzuv sí marca hacia una
apertura a nuevos públicos en Xalapa, y con el festival en el ámbito nacional.
Sin embargo, sí debo decir que Xalapa, desde mi punto de vista, es la ciudad más
cultural del país, todavía le falta, en lo social, una mayor inyección en la
cuestión del arte para que se creen más públicos y más lugares donde
presentarse. Y cuando digo eso, me refiero a que cada vez más público sea capaz
de apreciar los procesos creativos de los artistas, porque creo que allí está
el meollo del asunto: cuando conocemos las cosas, apreciamos de qué se tratan.
Y cuando nos metemos un poquito a saber cómo se hacen, qué hace una persona
para hacer lo que hace, empezamos a apreciar el proceso creativo; y en Xalapa
falta mucho que hacer con el jazz porque, si comparamos esta ciudad con
Chicago, Nueva York, Boston o París, te das cuenta de lo mucho que falta para
tener un ambiente de jazz. Así, aunque ya tienes la mejor escuela del país, muchos
jóvenes tocando en distintos y pequeños lugarcitos, pero esas generaciones no
pueden vivir de tocar jazz. No hay públicos ni foros dispuestos a invertir en
el jazz y, aunque hay muchos foros en Xalapa muy valiosos que admiro y aprecio
muchísimo, y les agradezco su apoyo, no existe un club de jazz; no existe un
empresario que le apueste al jazz aunque pierda dinero porque sabe que tiene un
valor artístico muy fuerte que beneficia a una comunidad. A eso me refiero con
la apreciación del arte, ir un poco más allá. Tenemos cien o ciento cincuenta
muchachitos que ya empiezan a tocar, que tienen sus propios grupos: es decir,
está creciendo la calidad de la música y la cantidad de los músicos pero no los
espacios ni la capacidad de percepción de las personas responsables de esos
foros ni de los funcionarios de la cultura convencidos de que eso es muy
importante de hacer. Falta más por hacer, de parte de todos.
El festival se ha caracterizado por tener una fuerte interrelación con otros quehaceres artísticos, está el Festival Universitario de Teatro, pero ¿qué más veremos?
Este año me preocupé más por limpiar el festival. Y digo limpiar porque lo
comparo con el proceso creativo de nosotros los músicos o los artistas: entre
más crecemos nos damos cuenta de que menos tenemos que estar inventando lo que
no sirve. Entonces, creo que para esta edición ya no tenemos que estar
inventando cosas para que salga bien. Por el contrario, tenemos que
concentrarnos más en la calidad de la música porque ese es el primer factor. Así, se limpiaron las
actividades. Es decir, hay un poquito menos, pero son de extrema calidad. En
cuanto a pintura y todo eso, decidí que, sin ser especialista y que mis ojos no
están entrenados, sólo tendremos dos exposiciones de dos personas cercanas al Jazzuv
que nos ofrecieron algunas de sus pinturas sobre música y jazz, pero ya no como
antes.
Observé que las jam sessions posteriores a los conciertos ya no serán en los tradicionales lugares con música en vivo y que se realizarán en el Jazzuv ¿porque éste cambio?
Esa decisión la tomé con ayuda de Jordi Albert (actual director de la
escuela) para redondear la decisión. Fíjate que, primero, muchos lugares nos
piden participar; segundo, no nos da la capacidad para cubrir esa demanda. No
tenemos suficientes instrumentos ni suficiente equipo ni el dinero para
andarlos rentando; no tenemos tanto personal voluntario para atender todos los
foros. Había foros que se quedaban sin Jazzuv y un reclamo de por qué a éste sí
o a éste no; otra cosa importante es que las jam sessions serán a las
diez y media de la noche para acabar a las doce o doce y media, lo que todavía
le da chance a los artistas ir al antro que prefieran. Entonces, la idea es
fortalecer la escuela, que más gente la conozca y crear más públicos, y ¿qué
mejor que vayan al Jazzuv?; que vayan a las clases maestras en la mañana y los jam
en las noches, no tan noche. Si te fijas ya no habrá concierto nocturno
porque todo terminaba tarde y ya la gente estaba cansada, y no resultaba tanto.
Ganamos primero que la gente conozca la escuela, que es profesional, seria; que
conozca a los estudiantes y cómo tocan, que conozcan a los profesores y su
convivencia con los artistas invitados al festival. Por eso todo es gratis. Esa
es la idea y confío en que habrá más apertura.
Para concluir, vemos una destacada lista de participantes invitados por primera vez, ¿en lo personal quién te emociona?
Dave Kikoski es un pianista que me trae como loco. Nacido en Nueva Jersey,
de ascendencia rusa. Es uno de los pianistas con más historia en el jazz, cerca
de los sesenta años y es de la generación de McCoy Tyner, que marcaron una
nueva ruta de la música. Para mí es tan importante como Chick Corea o Herbie
Hanckok. ¡Y lo tendremos aquí, gratis para todo mundo!
Así las cosas, caro lector, no perdamos este encuentro-festín del jazz,
considerado la música clásica del siglo XX. Consulte el programa en la página
electrónica del festival www.festivaljazzuv.com. ♦
Por Eduardo Sánchez Rodríguez: Nuestro colaborador eléctrico es músico, historiador, diletante y gozoso del baile y de la fiesta.