La instalación
escultórica No acepto de Elizabeth Wejebe Iberri ofrece una relectura
acerca de la noción del casamiento entre hombres y mujeres. Manuel
Velázquez aborda esta nueva entrega de
la artista mexicana cuya investigación le llevó aproximadamente dos años. Ella,
afirma Velázquez, “trabaja sobre la construcción del género femenino a través del matrimonio en tanto estructura
cortesana”. La cita es en el Jardín de las Esculturas del Ivec. No se la
pierda.
Para muchos la noción de “mujer” es una categoría sin problemas; es
algo dado por su género biológico, por su anatomía. Para otros, la mujer no
nace, se hace; condicionada por una serie de roles socialmente prescritos,
reflejos o representaciones de su supuesta “identidad biológica”. Simone de
Beauvoir dice que el término “mujer” y sus significados no están dados por
factores biológicos o sociales, sino que se producen a través de un rango de
prácticas interrelacionadas. Por supuesto, esto no significa que las personas
de sexo femenino realmente no existen, significa que la noción de “mujer” es un
significado atado en nuestra cultura al hecho de ser “no-masculino”, y esto se
construye por medio de prácticas histórico-sociales concretas.
Elizabeth Wejebe Iberri participa desde su obra
en estos debates; realiza una revisión del matrimonio y discute los argumentos
sociales sobre el intercambio de la mujer en el parentesco y el significado de
este intercambio. Para Levi-Strauss el matrimonio entre hombre y mujer es en lo
que se funda la sociedad. Esto está dotado de valor, y de esta manera adquiere
significado, ya que instituye las relaciones recíprocas y los deberes que
forman la base de la organización social. Así, la noción de “mujer” es producto
de una red de relaciones creadas; lo que significa “mujer” está de acuerdo a la
posición en la que la persona femenina está situada, como madre, esposa, hija o
hermana, en relación con el hombre como categoría en posición de padre, hijo,
hermano o esposo. El hombre, sin embargo, se posiciona como intercambiador, la
mujer como signo del intercambio así como su objeto. Si la mujer es un signo,
luego el significado de signo tendrá que estar siempre determinado bajo un
sistema de relaciones, bajo la organización de parentesco, reproducción y
sexualidad.
Para Wejebe Iberri, el significado del término
“mujer” está instalado efectivamente en posiciones sociales y económicas, y
adquiere una identidad social y sexual mediante el matrimonio. El matrimonio
otorga cualidades: “en sí mismo es un ritual que condiciona un paradigma
social, porque excluye de un sector específico de la comunidad a quienes eligen
no practicarlo, es decir, es un factor que segrega y es en este punto donde es
distorsionado; aquellos que no eligen el matrimonio han de ser catalogados como
personas incompletas. Nuevamente, es el rito del matrimonio lo que da una identidad”,
nos dice la autora. El significado de todo esto es el establecimiento y
restablecimiento de la cultura en sí misma; de un orden particular de
relaciones socioculturales y de poder.
De esta manera, No acepto es una
exposición que plantea al matrimonio como un concepto que define al
individuo, construye identidades, crea roles y categoriza marcos de acción para
los contrayentes. Esta obra se gesta en medio de una serie de investigaciones
formales y conceptuales que la autora ha desarrollado a lo largo de dos años,
por medio de la retroalimentación a partir de comentarios con maestros y
artistas, derivado de la recolección de información, de la reflexión y la
conceptualización.
Wejebe Iberri, desde hace aproximadamente dos años,
trabaja sobre la construcción del género femenino a través del matrimonio en tanto estructura
cortesana. En No acepto, recurre al uso de la repetición, de manera
clara y sencilla para configurar sus percepciones acerca del matrimonio. Los
objetos utilizados en el ritual del matrimonio, son recontextualizados en un
discurso que se contrapone con el peso visual y sígnico de la obra escultórica.
La autora intenta demostrar así que el verdadero proyecto del matrimonio es
proponer una celebración de la masculinidad.♦Por Manuel Velázquez