El Día Mundial de la
Fotografía Estenopeica se celebra el 25 de abril. En la galería AP de la
Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana se inauguró la
colectiva Foto-Estenopeica con
obras de Ángel Rueda, José Marón, Víctor Altamira, Sara Bedin-Londono, Jude
Pineda Mayo y Karen Alonso, entre otros. Gasca, además de celebrar la muestra,
señala la omisión a Carlos Jurado.
Desde 2001 se estableció que el último domingo de abril de cada
año sería el Día Mundial de la Fotografía Estenopeica. Con este pretexto, el 25
de este mes se inauguró Foto-Estenopeica en la galería AP de la Facultad
de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana, una colectiva en la que
participan Ángel Rueda, José Marón, Víctor Altamira, Sara Bedin-Londono, Jude
Pineda Mayo y Karen Alonso, entre otros alumnos entre los que se cuela un
maestro.
Alrededor de 10 500 miembros y algo menos de 69 000
imágenes en el grupo Pinholers de Flickr (pinhole photography o
fotografía estenopeica) prueban que se trata de una técnica viva y con
muchísimos partidarios, incondicionales además.
Como se sabe, una estenopeica (del griego steno, estrecho,
y ope, abertura, agujero) es una cámara fotográfica sin lente
que consiste en una caja oscura con un pequeño orificio por donde entra la luz
y un obturador con el que manualmente se tapa el orificio, que usualmente
consiste en un material que no permite el paso de aquélla. Debido al tamaño de
esta apertura, el tiempo de exposición con tal tipo de cámaras es mucho mayor
al que requieren las convencionales, análogas o digitales, lo que distingue a
las imágenes obtenidas con ellas.
Muchos años antes de Cristo algunos griegos como
Aristóteles y Euclides describieron el fenómeno de lo que ahora
llamamos cámara estenopeica, basándose
en experiencias naturales como aquélla en que la luz pasa a través de una cesta
tejida. Los antiguos griegos creían que nuestros ojos emitían cierta clase de
rayos que nos permitían ver, así que el principio estenopeico fue entendido un
tanto después, cuando por fin se descubrió que la luz entraba al ojo en vez de
salir de él. Fue Ibn al-Haytham, matemático, astrónomo y
físico árabe del siglo X, quien divulgó esta idea en su Libro
de óptica (De Aspectibus or Opticae Thesaurus: Alhazeni Arabis, por
su nombre en latín) y a él se le atribuye la invención de la primera cámara
estenopeica.
En Xalapa, y en particular en la Universidad
Veracruzana, desde mediados de los setenta la difusión de la estenopeica se
debe al apreciado artista visual Carlos Jurado, autor del libro El arte de
la aprehensión de las imágenes y el unicornio, dos pequeñas historias
acerca de la cámara fotográfica (1974, pero debe andar en su tercera
edición), quien en alguna entrevista llegó a decir: “Empecé a hacer ese tipo de
fotografías por casualidad. Tengo una hija, que en los años setenta era muy
pequeña y estudiaba en una escuela activa. Un día llegó diciéndome que le
habían dejado como objetivo de investigación descubrir cómo se transmite y se
proyecta la luz en una caja oscura. Entonces hicimos una cajita para probar. Es
una cosa muy antigua. Por curiosidad le pusimos una película fotográfica. Yo
tenía un antecedente más o menos primitivo de cómo se revelaba la película. Lo
hicimos; me gustó el resultado. Así empecé a hacer esto. Eso fue lo que me
inició, la curiosidad infantil de mi hija”.
Esto es un poco lo que se extraña en esta
exposición: que no haya alusión alguna a este artista chiapaneco, referente
obligado, fundamental, de la fotografía en México (y en Xalapa, y en la UV,
para más señas), quien en el texto citado escribiera que las “cajas
mágicas” que lograban captar imágenes ya se fabricaban en el
Renacimiento: “Se toma un cuerno de unicornio, se aguza finamente la
punta, y con él se practica un pequeño orificio sobre cualquier superficie
refulgente. Por este orificio podrán hacerse pasar, comprimiendo su esencia,
toda clase de personas, objetos y lugares, mismos que deberán ser guardados
cuidadosamente en una caja de cartón donde permanecerán por la eternidad, para
ser sacados cuando alguien los necesite”.
Para ampliar los hechos, habría que recordar esa
entrevista de La Jornada (domingo 26 de septiembre de 2010, p. 2) en la
que Jurado afirmó: “A mí me gusta haber inventado una leyenda; incluso, en una
ocasión (el cantautor cubano) Silvio Rodríguez dijo que hizo la canción El
unicornio azul después de haber escuchado esta historia de la quimera y la
fotografía”.
Más allá de esta omisión, de una referencia en la
ficha de sala, de una mesa redonda o una conferencia en torno a los aportes de
Jurado, Foto-Estenopeica es una muestra de buenas facturas pero también
de cómo puede convivir en un mismo quehacer y en una misma institución la
tradición y las nuevas tecnologías, si bien de algún modo, directa o
indirectamente, se trata de una reacción que expresa alguna clase de vocación
por el género de misterio y de operación alquímica, medieval, que involucra esa
caja con su pequeño orificio.♦Por Omar Gasca