Sergio
Maldonado Rosales (Xalapa, 1959-2015) fue un artista de la lente que contribuyó al
ejercicio de un periodismo independiente y crítico en un contexto donde no
prevalecía exactamente la apertura política, editorial ni estética para
intentar los cambios que demandaba una naciente audiencia formada en el mundo
de las imágenes.
Arquitecto de
formación académica en la Universidad Veracruzana, Maldonado participó como
fotorreportero en el proyecto del periódico Política
desde que inició allá a finales de la década de los ochenta —justo en la cresta
posterior del temblor de 1985.
Específicamente
Sergio entró a Política en 1988, año
que para muchos ha sido considerado como parteaguas de la política mexicana.
Ahí en Revolución 11 nos conocimos en la redacción que me tocó coordinar durante
dos décadas; a mí me entregaba las fotografías del día a las seis o siete de la
noche para iniciar la edición.
Le tocó una
etapa política convulsa por la escisión priísta, el surgimiento de una
oposición fuerte liderada por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y sobre todo una
movilización civil sin precedentes de campesinos, sindicatos, sectores
populares de la más variada índole e inéditas protestas urbanas como la de
Laguna Verde en donde confluyeron diversas clases sociales –y que Sergio tiempo
después registró en exposiciones.
Maldonado fue
testigo y protagonista de un nuevo periodismo que vino a romper con ciertas
prácticas canónicas conservadoras, que no se atrevían a incluir a la imagen
como un elemento noticioso.
La fotografía
en la poca y exigua oferta mediática impresa en la ciudad de Xalapa en
particular, se conformaba con ser el registro frío y acartonado de los eventos
políticos.
Fueron los
años en donde formatos como los del antiguo Excélsior
cedieron su posición a La Jornada, Uno más
uno y Reforma. De esta manera Maldonado se distinguió por un trabajo
profesional pulcro y su propuesta periodística jamás reñía con la calidad de
las fotos.
Junto a
Daniel Mendoza y Alberto Morales García, también habría que agregar a Angélica
Morales Noble, hicimos del periódico Política
un campo de exploración visual donde la fotografía adquirió mayor volumen
editorial pero, sobre todo, transformó las sinergias del periódico. Ya no se
trataba de un relleno visual, sino de la noticia misma que implicaba una fotografía
que no se agotaba en el evento sino en sus alrededores.
De esta
manera el periódico Política dio
cabida a planos otrora no tan utilizados. Se generó una especie de cultura del close up, por ejemplo, que además estaba
en el primerísimo lugar de la jerarquía editorial.
El director
de Política, Ángel Leodegario
Gutiérrez Castellanos, nos pedía que de alguna manera arrevistáramos el
periódico, que la portada se volviera un descarado poster para jalar a esos
lectores incautos que no estaban avezados a la política. Y Sergio con sus
excelentes fotografías contribuyó a potenciar la imagen como un gancho
político.
Recuerdo
mucho la composición de las fotos de Sergio. Comparto con Héctor Vicario su
visión sobre el talante técnico del trabajo de Maldonado. De hecho todavía
guardo algunas de las fotografías de Sergio en su formato original que
entregaba a la redacción.
Con Daniel
Mendoza fundó Imagen Jarocha, la primera agencia de información gráfica a nivel
estatal.
En el libro Coincidencia y diversidad. Fotógrafos en
Veracruz (IVEC, 1998), se rescatan una tercia muy particular de fotografías
que distingue el estilo de Sergio. “En defensa de la tierra (1990)”, una mujer
de la tercera edad recibió una pedrada en la frente y sangra indolente. En
“Sueño injusto” (1995) capta a decenas de migrantes apelotonados casi unos
encima de otros como película de Eisenstein. O en “Solidaridad” (1990): viene a Veracruz el
presidente de la república en aquel entonces, Carlos Salinas de Gortari, quien
se inclina sobre su derecha para entregar títulos de propiedad mientras que en
primerísimo plano Sergio había captado a un perro común y corriente que abre su
hocico entre la ambigüedad de la ironía y el aburrimiento.
Testigo de
las cosas que pasan, Sergio se durmió para siempre un miércoles. En blanco y
negro, me parece, la desmemoria es menor. Sergio nos dejó un buen registro, sí,
para no olvidar. ♦
Por Raciel D. Martínez