Wole Soyinka y Javier Duarte |
La mayoría de las críticas al Hay
Festival en Xalapa surgieron por el manejo de imagen del gobernador de Veracruz,
Javier Duarte de Ochoa, quien utilizó el festival para promoverse y en
ocasiones manipularlo. La primera edición estaría dedicada a Sergio Pitol,
premio Cervantes 2005. La publicidad estaba lista: el cartel señalaba en sitio
destacado el homenaje al escritor, las palabras de presentación de Cristina
Fuentes, directora del festival en español, lo señalaban: “homenajeando la obra y trayectoria del
célebre escritor Sergio Pitol.”
Un
incidente alteró el programa. Como parte de la residencia en Xalapa, con la
Orquesta Sinfónica Juvenil de Xalapa como anfitriona, la Orquesta de las
Américas (YOA) dio un concierto con Jue Wang como solista. Tras una espera de
cuarenta minutos Sergio Pitol abandonó la Sala Grande del Teatro del Estado.
Los empleados del gobernador, incluidos los burócratas culturales, intentaron
detenerlo sin lograrlo. El tardío arribo de Duarte fue saludado con abucheos e
improperios. Furibundo ordenó a los responsables de Turismo estatal que
borraran la dedicatoria del Hay Festival a Pitol. No fue la única consecuencia:
también destituyó al secretario de Educación de Veracruz, Adolfo Mota, tomó
represalias contra el Instituto Superior de Música, institución anfitriona de
la YOA y expulsó de Xalapa al corresponsal de Reforma quien difundió el incidente [Aquí se puede leer una copia: Abuchean a Javier
Duarte en concierto. Sobre las amenazas a Lev García y su
exilio forzado: Mala fama en Veracruz, Luis Velázquez, 23 de
octubre de 2012]. El homenaje a Pitol no se canceló, pero
se celebró sin la relevancia que ameritaba.
Manuel
Vicent, asistente a ese primer festival, no dudó en señalar –en su columna en El País– la incongruencia de celebrar un
festival literario mientras afuera se vivía una realidad violenta y nombró lo
que el gobierno quería callar:
Poco antes de comenzar la fiesta literaria fueron arrojados desde un puente
sobre la autopista unos veinte cadáveres, los cuerpos por un lado y por otro
las cabezas cercenadas… En medio de ese festín de sangre el Hay Festival se
celebró en Xalapa… (La Bestia, El País, 16 de octubre
de 2011).
En la
segunda edición 2012 abundaron referencias sobre la inseguridad en Veracruz,
los asesinatos de periodistas, la represión a la libertad de expresión
–recordarán el sainete que llevó a encarcelar a dos ciudadanos por tuitear
sobre balaceras. Peter Godwyn, presidente del PEN Estados Unidos, en reunión
con Javier Duarte en Casa Veracruz –la residencia oficial– le trasmitió la
preocupación del PEN club estadunidense por la situación del periodismo en
Veracruz entregando una lista de recomendaciones. “México es uno de los
países más peligrosos para ejercer el periodismo” y que desde el año 2000, “por
lo menos 67 periodistas, escritores y blogueros han sido asesinados, 12
desaparecidos y un sinnúmero han sido amenazados y hostigados”. En respuesta
Duarte dio instrucciones a su equipo de prensa para que no se grabaran las
palabras de Godwyn (“Niega gobierno de Veracruz reunión
con periodistas de EU”, Proceso, 9 de octubre de 2012).
Jon Lee
Anderson cuestionó la investigación del asesinato de Regina Martínez, reportera
de Proceso cuya muerte fue un
escándalo mundial. Ese año también Café Tacuba y Paco Ignacio Taibo II
denunciaron la atroz realidad del estado. La confrontación entre los invitados
al Hay Festival y un gobernador reacio a la crítica era ya abierta. En la tensa
edición de 2013, Guillermo Osorno –quien había aludido igualmente en su
conversación de la edición anterior la falta de seguridad para el periodismo en
Veracruz–, y Carl Bernstein se refirieron a la alarmante situación de riesgo en
Veracruz.
Para
2014 era fehaciente la incongruencia de celebrar en Veracruz, ya desde entonces
el estado más peligroso para ejercer el periodismo –lo más polémico: varios de
los asesinatos y desapariciones de periodistas se han vinculado con las
críticas y denuncias sobre alianzas espurias entre políticos y grupos
delictivos–, un festival de libertad de expresión. Periodistas como Diego
Osorno y Sergio González Rodríguez denunciaron la represión contra los
periodistas realizada por Javier Duarte –no omitieron el nombre, por eso lo
repito. Previamente Antonio Marvel había difundido a través de Animal Político una carta donde pedía a
los intelectuales y creadores asistentes reflexionar sobre su papel como avales
de la política represiva del gobernador de Veracruz (“Carta a los
participantes del Hay Festival”, Animal Político, 3 de octubre de 2014)
Apenas días después de concluido el festival Guillermo Osorno publicó en El Universal una contundente “Carta a Cristina,
acerca de Iguala” (7 de octubre de 2014), donde comparaba la
situación de Veracruz con la de Iguala –cuyos horrores apenas comenzaban a
difundirse. El mensaje de ambas cartas era el mismo: reflexionar sobre la
pertinencia de continuar celebrando el Hay Festival en el estado represor por
excelencia de México.
La
oficina de Comunicación Social de Gobierno del Estado de Veracruz difundió una
fotografía de Javier Duarte con Salman Rushdie. Rushdie desmintió que él
secundara la política de Javier Duarte:
Mi
presencia en una fotografía con el gobernador no debe ser vista como un
respaldo. … Asimismo estoy sumamente preocupado por los periodistas asesinados
en Veracruz y en la ciudad de México hablé sobre los peligros para los
periodistas en México y la necesidad de protegerlos y de investigar los
crímenes contra ellos.
Una franquicia ¿redituable?
Para
los foráneos, la discusión sobre el Hay Festival residía en la incongruencia
entre un festival que celebra la libertad y un estado que la reprime. Para los
veracruzanos y muy especialmente los xalapeños, había un argumento mayor: el
festival, que se efectúa con dinero público, no redituó la inversión.
En
México, según declaró Cristina Fuentes, el financiamiento del festival depende
en un 70% de dinero del erario; en Europa, el financiamiento público apenas
cubre un 40%. Cabe agregar: a Veracruz le costaba al menos 1 000 000 de
dólares.
Cuando
Elizabeth Morales, entonces alcalde de Xalapa, anunció en 2011 que había
conseguido el Hay Festival para Xalapa, aseveró que el festival promovería
Xalapa. Tendremos 10 000
visitantes, aseveró optimista.
Ante la
falta de turistas extranjeros y nacionales, se halló un eufemismo: no contaban
visitantes sino asistentes. Si los conciertos musicales son los más concurridos
entendemos que el 60% de los miles de asistentes lo aportó dichos conciertos.
Otro error: la incongruencia entre lo que declaran los políticos como número de
visitantes y la capacidad hotelera de Xalapa y zona conurbada. Mientras los
organizadores proclamaban cada año una asistencia mayor a los 30 000 visitantes
lo cierto es que sólo existen 5000 habitaciones en la región.
El Hay
Festival, para quienes lamentan su desaparición, no es el único. En Xalapa hay
muchísimos festivales que desaparecen o languidecen por la falta de promoción y
dinero. Como el festival de jazz de la Universidad Veracruzana, ese sí modelo
de empresa cultural, inexplicablemente cancelado en 2014. La noticia más
lamentable fue que el Gobierno del Estado de Veracruz anunció que el
presupuesto dedicado al Hay Festival se desplazaría a la Cumbre Tajín, otro de
los agujeros negros de la economía cultural de Veracruz. No habrá más Hay
Festival pero los negocios del señor Harry Grappa –el secretario de Turismo
estatal, también el principal proveedor de servicios turísticos a su
secretaría– no desaparecerán. Es la única cima de que puede presumir la sima de
estado que es hoy Veracruz. ♦