Política ficción. Portada de la edición El Eternauta en RM. |
La novela gráfica no cesa
de producir adeptos. Circula de manera constante y genera cruces entre libros
que se asumían como imposibles de llevar a la historieta. Ya hay versiones de
la obra mayor de Marcel Proust o de Maestros antiguos de Thomas
Bernhard, por ejemplo. Igualmente no dejan de producirse adaptaciones
cinematográficas a partir de sus historias. Por supuesto no todo es
recomendable, pero es una narratividad que ya logró su legitimidad. Se volvió
un punto de referencia. Sus creadores ganan terreno en un mundo de velocidad,
urgencias y apenas tiempo para dedicar a la cultura.
El caso
latinoamericano es especial, como no podía ser de otro modo. Y es que aún se
debate si la agrupación guerrillera Montoneros también utilizó tácticas
terroristas para desestabilizar a la denominada “Revolución Argentina”
(1966-1973), un gobierno de facto que derivó en dictadura militar. De lo que no
hay duda es que Héctor Germán Oesterheld (Buenos Aires, 1919-1977/1978
presumiblemente), se afilió al movimiento de los Montoneros y actuó como jefe
de prensa al lado de sus cuatro hijas. “Pasó a la clandestinidad”, según el
argot de la época. El autor argentino, además de historietista también fue
escritor de relatos cortos, muchos de acento fantástico y futurista.
Pero se
le recuerda en especial por la serie de El Eternauta (1957-1959), una
historieta de ciencia ficción, ubicada en Argentina, sobre una “nevada de copos
fosforescentes” que mata a las personas casi de manera instantánea. Es una
invasión extraterrestre, semejante a la La guerra de los mundos de H .G.
Wells. La sobrevivencia en un mundo apocalíptico jamás había tenido como
escenario a un país latinoamericano. Las historias del género sucedían en
naciones desarrolladas o en lugares remotos, como islas o zonas árticas. Los
dibujos corrieron a cargo de Francisco Solano López y tuvo una secuela que
Oesterheld escribió y envió desde la clandestinidad. Esta segunda parte tiene
una lectura más política que la primera, lo cual es muy entendible.
Lejos de
que la historia personal de un historietista se funda con los hechos trágicos
del cono sur, El Eternauta es una memorable obra de ficción que nos pone
al día frente a la tradición anglosajona y, de paso, anticipa muchas series de
televisión actuales, como The walking dead. Se han realizado diversas
secuelas de la historia a lo largo de los años. Esto sin la colaboración de
Oesterheld, claro. Así que paso a paso alcanzó un estatus de clásico
latinoamericano. El trazo de los dibujos es muy sobrio aunque logra un acento
personal. De igual modo, la historia va directo al grano y evita el efectismo
facilón de la historieta norteamericana de los mismos años.
Juan
Salvo es el personaje principal, que aparece con Martita, su hija. Otros: el
profesor Favalli, Polsky, Alberto Franco, Heriberto Carlos Nepomuceno Mosca,
Pablo y el propio Héctor Germán, que se autoficcionaliza como un guionista que
trabajaba despreocupado cuando Salvo se aparece en su silla –literalmente, es
una obra de ciencia ficción–, y le relata su odisea. Es el inicio de una de las
grandes historietas latinoamericanas de todos los tiempos. La tesis de la
trama, que se ha machacado hasta el cansancio, es que “no hay un héroe
individual”, que la acción coordinada es la clave de la victoria, sea lo que
esto signifique según el contexto. Este supuesto ideológico, escrito en los
años sesenta, se leyó como una invitación al levantamiento y las
consecuencias para Oesterheld fueron
inevitables. Es la hora en que nadie sabe en dónde está el escritor argentino y
sus hijas. Un asunto delicado para un país que tiene miles de desaparecidos y
madres que aún siguen esperando.
La
paradoja es que El Eternauta puede ayudarnos a entender qué sucedió y
cómo la historia no deja de lanzar interrogantes. Con el volumen que publicó
Editorial RM tenemos acceso a un hito de la novela gráfica hispanoamericana.
Incluye las dos primeras partes tal como aparecieron originalmente, y con eso
es suficiente para tener una perspectiva de conjunto. ♦
El eternauta
Héctor G. Oesterheld,
Francisco Solano López, Editorial RM, 366 pp., México, 2011
Por Luis Bugarini