Me puse a jugar a las sillas pero me falta gente |
Pasadizo[1] es un
proyecto escénico emergente de creación colectiva, desarrollado en la ciudad de
Cuernavaca, Morelos, a propósito de un laboratorio escénico dirigido por la
actriz y directora mexicana Ireli Vázquez, y que estará de gira por distintos
estados de la República. Su aporte curatorial se sitúa en recrear acciones
escénicas en foros no-convencionales, las intervenciones teatrales han sido
creadas para aprovechar la atmósfera y dramaturgia espacial. La galería de
unipersonales construye una poética de espacios ligada a las narraciones
actorales, así como también interrogantes inspiradas en los aspectos más
recónditos de la existencia humana, a razón de los acontecimientos sociales
propios del devenir actual.
Esta
primera adaptación se realizó en distintos espacios del Cema (Centro Morelense
de las Artes), a manera de una visita guiada en la que cada visitante decidimos
qué acción escénica queríamos ver. Agradecemos a José Isla Hidalgo y Omar
Martínez (integrantes del laboratorio interdisciplinario), quienes nos otorgaron
la presente entrevista y nos comentaron que la próxima parada de Pasadizo será
en Bolivia en el mes de septiembre.
¿Qué es Pasadizo?
Es un
trabajo interdisciplinario desarrollado en Cuernavaca en el marco de los cursos
ofrecidos por el Centro Morelense de las Artes. Durante los seis meses que duró
el proceso se propusieron áreas tan disímiles como la geografía, la partería o
la natación, para enfrentarlas todas al fenómeno artístico como posibilidades
para nuevas interrogantes.
El
montaje consistió en seis piezas escénicas, resultado de un laboratorio
creativo a cargo de Ireli Vázquez, directora y actriz mexicana, creadas desde
perspectivas variadas respecto a temas de la actualidad. A lo largo de las
acciones escénicas, el público transita y recorre distintos espacios íntimos
que interpelan a menudo al espectador a sentirse partícipe de la pieza.
¿Cuáles fueron las pautas metodológicas para la creación
escénica?
Trabajamos
con distintos detonantes en un proceso de dirección desde la aceptación más que
del juicio, utilizando individualmente un campo de estudio a través del que se
indagaron nuevos preguntas respecto a viejas interrogantes: qué es la muerte,
qué es la realidad, cuál es la diferencia entre el orden y el caos, qué es la
locura, qué es el odio. El lenguaje de
cada pasadizo no corresponde a una sola convención estética. La apuesta se hizo
de acuerdo al cruce de meta lenguajes y textos personales, seguidas de un
análisis y toma de decisiones en colectivo.
¿Me podrían describir la acción escénica de cada uno y los
dispositivos poéticos utilizados como referentes políticos?
Los
hijos del trueno de Alejandro Ortiz. Su elemento detonador,
el orden. La descripción en sus propias palabras: “tengo el poder de hacer
desaparecer y lo van a ver, de secar las manos y sombrear la luz, nadie es
dueño de nada, todos somos dueños de todo, los muertos no son de nosotros,
nosotros sí de ellos, el agua, sangre de la tierra, voz y acción, armas
modernas tras su forma […]”
Nidra de
Anallely Medina. Detonador, la jacaranda. La experiencia de dormir. Se da una
ausencia de ideas y experiencias, el hombre se olvida de sí mismo: consecución,
ilusión, continuidad, el despertar del deseo.
Fotografías de José
Isla. Detonadores: la geografía y el signo. “Si la realidad puede ser contenida
en la fotografía de un turista, ¿cómo reconocer los paisajes de los crímenes
políticos en Latinoamérica?
Eros y
Thanatos
de Synthia Castillo. Detonadores: una pistola de juguete y la partería. “Hay
toloache hipnotizante, combinado con la ruda, dile que venga a mi amante,
obediente y sin cordura”.
Paja de Omar
Martínez González. Detonadores: la lengua y la natación. “No se trata de mí ni
de ti. Fue un instante que nos fue arrancado para la memoria… En la penumbra te
escuché gemir por primera vez. Entonces callé, callamos todos”.
La
habitación de Marlene Romero Pérez. Detonador: Sarah Kane. “110,
99, 87, 85, 67… cuento para no extraviarme, pregúntame por qué. Esta habitación
llena de caras sin expresión, todos ustedes observándome, juzgándome, el pánico
me inunda. Para ti, experto, todo lo que hago te parecerá insuficiente. Para
ti, invitado del experto, puedo parecerte vulgar y para ti, desconocido, no
dirás palabras para no errar. Yo, actriz… ¿Actor? ¿Creador? ¿Qué hacer con
tanta libertad?
Aunado a lo anterior, ¿de qué forma se sitúa su accionar
escénico en el contexto actual?, esto es, ¿piensan que es necesario hoy en día tener
una postura política?
El
contexto siempre exige a la creación escénica una posición respecto de lo que
acontece a hombres y mujeres que conforman el público. Cuando se separa queda
una cáscara de mero entretenimiento; Pasadizo es un conjunto de intervenciones
entendida desde una pregunta personal que no da la espalda –no puede– a aquello
de la realidad que nos incomoda.
Siempre
ha sido necesario tener una postura. Habrá lugares y momentos en que parece
olvidarse, como ocurre hoy en México. La creación de Pasadizo nos
arrancó de la piel las verdades más cercanas y más dolorosas, tanto en lo
evidentemente político (crímenes en Democracia en Chile, corrupción y crímenes
de Estado en México y sobre la reacción ciudadana), como en lo micro-político
cotidiano, esto es, cuestionamientos abiertos y metafóricos al orden imperante;
el papel de una mujer frente a sí misma o frente a la muerte, entre otros.
¿Algún mensaje para los lectores?
Un
proceso creativo siempre será la posibilidad de descubrir o reconstruir nuestra
identidad en cada decisión. Crear es un acto de voluntad, de sobrevivencia,
enfrentarse al vacío, al caos, al monstruo que bloquea, a la apatía. Acallar
las voces de afuera, los juicios, los deberes, darle fuerza al intento interno,
confianza a la verdad personal, valor a la diferencia, potencia para la
coincidencia. SILENCIO. Crear desde adentro, reconocer la verdad y exponerla
generosa e impúdicamente. Estos pasadizos son intentos para no acallar la
resistencia y buscar la libertad. (Ireli Vázquez, directora y actriz,
responsable del Laboratorio Interdisciplinario en el que fue creado Pasadizo). ♦
[1] Los antecedentes de Pasadizo y su experiencia
se retoma del carrito de los recuerdos, una intervención móvil en el tianguis
de Chamilpa, en el marco del 2do Encuentro de Teatro Libertario/performance en
Cuernavaca, Morelos. El trabajo consistió en hacer un recorrido por el lugar
ofreciendo recuerdos a los vendedores, recuerdos que previamente habían sido
recolectados en el mismo lugar, para registrar una narrativa inscrita en la
memoria política, referente identitario de la localidad.
Por Makame Lara