Al son que me toquen bailo. Comparsa La Bulla |
La feria editorial más importante de Xalapa es
por su vigencia y arraigo la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil, que
en 2014 cumple 25 años. Víctor Benítez ofrece en este reportaje un prisma de la
historia, los logros y los hitos pero también los vaivenes y los apuros
económicos. Sin duda un mural estupendo para conmemorar el cuarto de siglo de
la FLIJX.
La Feria Nacional del Libro Infantil y
Juvenil de Xalapa ha dado mucho de qué hablar durante veinticinco años.
Veinticinco grandes años en los que una generación de xalapeños ha creado una
tradición hacia el fomento de la lectura en los más pequeños miembros del
hogar. Una tradición que vuelve cada verano siendo esperada por miles de
familias que incluso viajan de otras partes tanto del interior de la República
como del exterior.
Han sido veinticinco años en los que se
luchado contra la falta de presupuesto, la falta de organización e incluso la
inseguridad del Estado, que desfavorece la confianza para salir a actividades
públicas. Sin embargo, han sido veinticinco años durante los que la feria se ha
defendido a capa y espada, rechazando sentimentalmente cambiar de sede. De sus veinticinco
emisiones, en más de una ocasión han querido recolocarla con la intención de
crecer, pero en un intento prácticamente fallido por colocarla en la Zona
Universitaria se ha demostrado que no hay una respuesta positiva por parte del
público.
Debe revalorarse el peso que tiene el
público y quienes hacen posible esta feria, no sólo la institución como
organizadora sino a los propios artistas y por supuesto a los libreros. Qué son
entonces las ferias de libro si no hay una variedad importante de casas
editoriales, pues cierto es que esta feria es considerada una de las más
solicitadas del país por los expositores. Hay quienes han pasado años en lista
de espera, otros que han participado siendo pioneros en la feria y que ahora
siguen en espera de un nuevo lugar. Unos más han tenido la fortuna de ser
aceptados en su primera solicitud. Una suerte que tampoco es gratuita, pues
mientras asegura José Luis Bretón Arredondo, coordinador general de la feria,
que la cuota de los stand es pareja y simbólica para todos, los libreros
aseguran que no es así, algunos incluso piensan que no es nada simbólica pues
los precios van de los $2,470.00 a los $3,870.00 pesos.
Mientras los números de Conaculta señalan
que se esperan 35 mil lectores, en rueda de prensa el Ivec calcula 55
mil lectores, y el coordinador, José Luis Bretón apunta unos 58 mil lectores.
Panorama algo disparejo, tan disparejo como el incremento de casi 1 millón 400
mil pesos del presupuesto para esta edición, más lo que se junte de los
expositores, aunque diga Bretón que ya no alcanza.
Como parte de los festejos de los
veinticinco años se reconoció a la antropóloga Lourdes Hernández Quiñónes,
fundadora de la feria y su imagen emblemática, incluso hoy cuando tiene años
fuera de la organización. En estos términos Hernández Quiñónes se refirió sobre
aquella primera emisión y su crecimiento.
Lourdes Hernández Quiñónes, fundadora
Me correspondió organizar la primera
emisión de la feria por una cuestión fortuita. Conaculta propuso a la
Secretaría de Educación y Cultura, que así se llamaba entonces, el programa de
ferias del libro a nivel nacional. Como trabajaba ahí, me encomendaron
coordinarla.
Son muchas las experiencias a lo largo de
estos 25 años. La feria del libro ha sido un testigo del desarrollo cultural de
Xalapa. En las primeras ferias era fabuloso que antes de las 10 de la mañana ya
hubiera una fila de niños formados en la calle. Los papás venían y dejaban a
los niños ahí con toda la tranquilidad para que a la hora en que abríamos las
puertas entraran corriendo a los talleres.
Hay muchas historias de niños que se
escapaban de sus casas porque las mamás tardaban en bañarse y ellos ya querían
llegar a la feria y se venían solitos, caminando. Ya luego las mamás llegaban y
los encontraban. Hace veinticinco años, Xalapa era otra ciudad. Una más
pequeña, donde la oferta cultural era incipiente, no había actividades en el
verano, como lo son ahora los cursos de verano. La feria cubría esa carencia.
El momento en el que llegó la feria fue
cuando tenía que llegar. Hemos visto el crecimiento de artistas, promotores de
lectura, que también empezaban en ese momento. El rostro cultural del país y de
Veracruz era definitivamente otro. En ese entonces empezaba la creación de los
institutos de cultura, en 1987 se crea el Ivec.
Es un momento de desarrollo cultural que
marca y deja huella para continuar. Creo, sin embargo, que la feria no puede
seguir reproduciendo el mismo modelo de organización de entonces: la ciudad es
otra pero sobre todo los niños son otros.
En algunos años ha habido un retroceso por
distintas razones, incluso por falta de recursos, porque el espacio ya es
pequeño, y la feria ya no puede crecer más, y en ese sentido debemos optimizar
mayor calidad que cantidad. No importaría tanto tener 500 editoriales sino las
100 mejores. Falta trabajar mucho en ese aspecto y redefinir las políticas
culturales en el estado, que me parece han quedado rezagadas. Llevamos por lo
menos dos administraciones en que las políticas culturales han quedado
desdibujadas y escondidas en este afán de hacer festivales culturales que
también tuvo su boom en el país, la festivalitis en todas partes. Los
festivales sin duda son muy importantes porque responden al origen de la fiesta
popular y convocan a la comunidad. Pero también es cierto que los festivales no
son toda la cultura. Hay expresiones menos numerosas que son menos vistas pero
no menos importantes.
Creo que el Ivec ha tenido como todas las
administraciones distintos momentos, ha habido cosas buenas y otros en los que
de plano no. Depende mucho de quién esté como titular de la institución, sin
duda son los que marcan los intereses.
Antes que crecer en tamaño, la feria tiene que optimizar contenidos.
Considero que si la feria del libro sigue aquí, en el Colegio Preparatorio,
seguirá siendo una feria democrática. En el centro la gente llega fácilmente si
se va a otro lugar, como cuando quisieron llevarla a Los Lagos, vemos que no es
su sede. Aquí nació y es el propio espacio de la feria.
El actual coordinador de la feria
José Luis Bretón relata estar conmovido
por la buena voluntad de algunos artistas, así como el patrocinio de compañías
que un día nacieron de esta feria.
Dice sentirse triste por la falta de
formación en la universidades respecto a la promoción y venta de servicios
culturales. Bretón, cuya formación es de publicista, señala que el Ivec está
dispuesto a orientar a quienes se acerquen a preguntar, pero que no es su
obligación buscar artistas para integrarlos a la feria.
Hay que señalar que el casi millón y medio
de pesos que en esta ocasión se aumentó el presupuesto probablemente no se nota
debido a la inflación. Apenas y alcanzó para pagar el escenario y las luces,
también el audio, a Elena Poniatowska y a Jorge Volpi. Ya no alcanzó para el
clásico ajedrez o para la lotería.
V. B: ¿El presupuesto ha crecido o ha disminuido
para esta emisión número de la Feria Nacional Infantil y Juvenil de Xalapa?
J. L. B.: Depende de la partida estatal y
federal, depende de las características contextuales de los propios
participantes. En esta emisión se tuvo un presupuesto mayor que el del año
pasado. Para esta feria es de tres millones cuatrocientos mil pesos, el del año
pasado me parece que fue de dos millones y pico. Significativamente se dio un
salto. Cuando se habla de presupuesto se vuelve complicado balancear, lo que
comprabas el año pasado con un peso, no lo compras hoy con el mismo peso.
Aunque crezca en monto el presupuesto en características es propiamente lo
mismo. Más allá del presupuesto, se trata de cómo hacer rendir ese presupuesto
con mayor impacto y una presencia más estratégica y enriquecida, de mayor
calidad. Porque en cualquier proyecto no hay presupuesto que alcance.
Muchos de nuestros participantes han
querido contribuir con la feria a partir de que han tenido un lazo afectivo con
la misma, comprender las características económicas por las cuales se pasa y
entonces desean contribuir con sus presentaciones y tener mayor holgura.
¿No están cobrando lo que generalmente cobran?
Muchos de ellos no; por mencionarte
alguno: Juglaría es uno de los que se acerca a nosotros y nos dice que les
interesa participar porque es un foro muy importante en el cual han participado
desde hace mucho tiempo, y a la vez yo les digo sí pero no puedo contribuir con
todo. Entonces sugieren que se haga de otra manera. Así es como se suman.
La Casa del Cuento, otro ejemplo, es una
unión de talleristas, y los que están manufacturando este taller lo hacen con
muchas ganas porque son personas que han estado en la feria desde hace mucho
tiempo. Le están poniendo unas ganas que van más allá de la paga, y la paga que
se está dando propiamente viene siendo la del material que se va a ocupar.
¿Me está diciendo que se eleva el presupuesto más
del treintaicinco por ciento que el año pasado y que algunos artistas están
presentándose prácticamente de forma voluntaria? ¿Entonces hacia dónde va
enfocado ese incremento del presupuesto? Más de un millón de pesos.
Hacia lo mismo. Tenemos un mejor foro y un
mejor audio e iluminación. Tenemos la Casa del Cuento, que no la teníamos. Y
muchos elementos que se están sumando y que no se tenían. Tratamos de fortalecer
con mejores grupos y con mayor calidad y soporte. También algunos grupos se
están sumando pero claro que hay grupos que son tradición para la feria.
Tenemos este año la participación de Elena
Poniatowska, lo que habla de un enmarcamiento. Todo eso es estar hablando de
hacia dónde van los elementos.
¿Dónde está el fomento a nuevos grupos?, es decir,
hay hasta cinco participaciones por parte de un mismo grupo, como Juglaría,
pero con diferentes nombres, por ejemplo uno es show de Martín Corona, otro es
Jorge Corona, otro es Alethia Valdés, y poca participación de muchos grupos
artísticos locales…
Todo se hace a partir de las carpetas que
ellos presentan al Ivec, donde dicen su propuesta y condiciones. En este
sentido nosotros estamos abiertos para que presenten sus trabajos. Muchos de
ellos están participando más de tipo voluntario que de contratación. No podemos
incluir tampoco a cualquier persona y no por nosotros sino por los lineamientos
del Conaculta: solamente sobre estos soportes puedes canalizar tu programa.
Hablar de Juglaría es hablar de quien nos
está aportando y nos está apoyando [muestra el patrocinio de Juglaría en el
programa de la feria]. Si tú como grupo tienes un aporte, vas a tratar de
participar más para apoyar, pues adelante.
¿Esta feria está invirtiendo más en escenarios y
espacios que en artistas?
No. Estamos tratando de tener una
congruencia entre los artistas que vienen y las condiciones que requieren. No
es aportar más a la calidad técnica; eso sería un grave error. Tendríamos en todo
caso que crecer a la par. Y cuando hablo
de crecer me refiero a las necesidades y no a elementos que se vean más
rimbombantes, aunque traiga proyección de personas que no soporten o que no tengan las características necesarias. Los elementos que
tenemos son porque en los diferentes foros se habla de las distintas
condiciones que requieren los artistas. Es poder soportar estas condiciones. No
marcar nosotros las condiciones.
¿Cuál es el número de visitantes que esperan?
Conaculta: 35 mil lectores. Rueda de prensa del Ivec: 55 mil personas.
Digamos que como en el Teletón: un peso
más que el año pasado, aquí sería propiamente una persona más que el año
pasado. El año pasado se recibieron 52 mil personas, este año esperamos de 52
mil a 58 mil.
La disonancia entre lo que anuncia uno y
lo que dice el otro son expectativas. Expectativas también son las que tienen
los libreros que forman parte de la exposición, pues aunque el coordinador
general asegura que no hay una clasificación de los espacios en cuanto al
precio de la renta, los expositores afirman lo contrario. Las cifras se elevan
hasta los $3,870.00 dependiendo de la zona. Para otros, este gasto no es
significativo pues han llegado a pagar hasta 30 mil pesos por espacios más
pequeños en otras ferias.
Algunas casa editoriales platicaron su
experiencia.
Rueca de Gandhi
Traemos una editorial que se llama
Juventud y otra que se llama Panamericana, que tienen puro material infantil.
Como librería hemos venido durante veintitrés años, únicamente nos hemos perdido
la primera y la tercera feria. Somos considerados para participar en la
convocatoria, donde metemos la solicitud dependiendo si vamos a venir con una
editorial o con la librería, o con las dos.
En cuanto a ventas, los primeros días son
los que utiliza la gente para ver qué es lo que le interesa y cuánto cuesta. Lo
bueno es a partir del viernes, que son los últimos días. La organización tiene
que ver con el flujo de las ventas. Por ejemplo, hemos vivido diferentes
organizaciones, diferente tipos de eventos y talleres, y la verdad hubo un año
u otro donde se notaba el cambio y el contraste con otras emisiones. También
tiene que ver la publicidad.
El cambio de sede es algo que se ha venido
diciendo desde hace muchísimos años, incluso un año la hicieron en Los Lagos.
De plano no funcionó y como espectadora tampoco me gustó. Además de que ya
estábamos acostumbrados, los que somos muy recurrentes a la feria, a que su
lugar sea la Prepa Juárez, símbolo de la feria. Que de repente te muevan, la
gente se desorienta. Se ha intentado pero va a costar trabajo lograrlo en otro
lugar.
Tusquets Ediciones
Es nuestro segundo año. Nos mandan la
convocatoria y tenemos que enviar nuestro fondo para ver si es apto para la
feria. Me imagino que lo analizan pero ya los que han venido en años anteriores
se puede decir que tienen su lugar asegurado.
No podríamos dar un comparativo de ventas
hasta finalizar la feria porque está arrancando la quincena y hay poca gente.
Esperamos sea más que el año pasado.
Esta feria es redituable. Venir desde
México vale la pena, por eso seguimos viniendo. Xalapa es una ciudad de las
pocas que no escatiman en el precio del libro. En otros estados dicen: ¡Ah, es
que está muy caro! Y aquí no. Xalapa es considerada una ciudad de lectores.
Hay ferias como la de Monterrey o
Guadalajara, que además son ferias internacionales, muy caras, donde un stand
chiquitito puede costar 30 mil pesos. Aquí no creo que sea muy caro y más bien
es de recuperación. Es de las ferias más solicitadas para los expositores de
toda la república.
No dudo que cambiar de espacio para la
feria sea bueno, pero tiene que ser un lugar céntrico. Nos pasa en muchas
ciudades de provincia, como Arteaga, Pachuca, Aguascalientes, Zacatecas, donde
han cambiado sedes. Diez o quince minutos le parece lejano a la gente de
provincia. Nosotros del DF estamos acostumbrados a hacer distancias de dos o
tres horas mientras que acá hay de todo y tan cerca. Yo creo que si se cambia de sede nos va a afectar
un poquito pero es parte de la evolución, y el trabajo de difusión y
coordinación.
Cabe señalar que hay cosas que no
funcionan. Por ejemplo, en Arteaga nos cambiaron de sede y la organización puso
rutas de la universidad de allá para trasladar a las personas gratis pero [los
autobuses] llegan vacíos. Es el segundo año de cambio y no ha funcionado. No sé
cuándo se pueda reponer una feria de un cambio de sede.
Argonautas
Hemos tenido la fortuna, ya sea por el
hacer o por el material que manejamos, de que la primera vez que solicitamos
nos fue asignado un lugar y este año otra vez. Yo creo que es una buena oferta,
es la mejor fecha para todos los compañeros libreros. El pago del espacio de
este año fue de $2,470.00 en la parte de arriba, que es la más económica, la
parte intermedia tiene un costo más elevado y en la parte de abajo es menos
elevado que el de enmedio.
Este año hay más ventas. Se divide el
posible ingreso entre más compañeros pero también los clientes asiduos de la
librería te buscan por las novedades. Porque por costumbre todo mundo reserva
material para la feria.
En comparación con años anteriores hay un
crecimiento. El programa de actividades es intensivo. Hay escritores que al
menos el año pasado no tenían el cartel de los que lo tienen actualmente.
Entonces por ese lado en presentaciones hay crecimiento en los invitados, y en
las actividades y publicidad hay una cobertura más amplia. Por ejemplo, hoy
venía de Banderilla y se veía a la entrada de Banderilla un espectacular, el
cual se veía muy bien porque toda la gente que baja de México y de Puebla de
alguna manera se entera de lo que está pasando.
El cuentacuentos de la feria y otros artistas
En cuanto a las actividades artísticas, y
bajo la advertencia de que quien participó este año en el programa lo hizo casi
de manera voluntaria, no encontramos quejas. Soflama Cumbia Ensamble,
agrupación que cumple tres años de presentarse en esta feria, afirma que el
procedimiento para ingresar al programa de la feria siempre ha sido el mismo .
Consideran buena la organización y no piensan que haya como tal una presencia
de buena fe; más bien, aseguran, es una negociación. Lo más importante es que
para ellos es “súper importante tocar en un gran foro como este.”
Monedita de Oro por su parte considera sin
novedad el hecho de que todo esté fluyendo de manera excelente, todos sus
gastos y requerimientos técnicos así como viáticos. Desafortunadamente llovió y
no hubo mucho público, pero la pasaron muy bien.
La gente que lleva más años de conocer y
asistir a la feria recordará sin problemas a Martín Corona y su compañía
Juglaría, Circo y Narración, que no solamente forma parte de la gran familia de
la feria sino que ahora son ellos mismos quienes patrocinan y apoyan a que se
haga realidad este sueño de verano. Martín platica lo importante que es para él
este evento y su necesidad por permanecer como miembro de esta familia.
V. B. :¿Cuál ha sido tu experiencia con esta
Feria Nacional del Libro infantil y Juvenil del Colegio Preparatorio de Xalapa?
M. C.: Comencé a ser cuentacuentos en
esta feria, en 2001. Lourdes Hernández me invitó a dar un taller de cuento para
niños y fue terrible. Entonces, por jugar, comencé a contar historias. Fue
encontrar de pronto una manera de compartir literatura, hacer teatro y, a la
vez, compartir amablemente.
¿O sea que prácticamente ahí es cuando naces como
cuentacuentos?
Sí, ahí nací como cuentacuentos. Gracias a
esta feria descubrí lo que soy ahora.
A lo largo de todos estos años las ferias
han sido siempre un logro, una batalla exitosa contra recortes, nuevas
direcciones y un sinnúmero de eventos. Sin embargo, la feria siempre ocurre
gracias a que la gente la espera y se ha hecho una comunidad maravillosa.
José Luis Bretón decía que muchos grupos están
participando de forma prácticamente voluntaria, es decir, no se les está
pagando, o no lo que deberían ser comúnmente sus honorarios, ¿ustedes son parte
de esta buena voluntad o se les aclaró que no había el presupuesto para pagar al
precio equis cantidad de funciones?
Cada año Juglaría propone más trabajo por
el costo de un par de funciones. Es una cortesía nuestra. Agradecemos que nos
den oportunidad de compartir con la gente, lo mismo hacemos con otras ferias en
otros estados del país e incluso con FILIJ, donde participamos como talleristas
comodín, atendiendo a toda clase de públicos a veces en un mismo taller. De esa
manera nos hemos convertido en una consultoría cultural más que sólo en una
compañía de productos y servicios. Comenzamos a aplicar nuestra experiencia en
logística, gestión y grupos artísticos.
Vi el logo de Juglaría como patrocinadores de la
feria, ¿en qué consiste exactamente este patrocinio?
Es una cortesía por parte de la feria a
cambio de esas funciones y apoyos que les brindamos. Un acuerdo en el que
nosotros comenzamos a evolucionar mediante este tipo de menciones. El rubro
exacto es “Amigos de la feria”.
Me gustaría conocer tu opinión como participante
de la feria y miembro activo, ¿consideras que hay una evolución de la feria o
más bien un estancamiento o incluso decrecimiento?
La Feria Nacional del Libro Infantil y
Juvenil de Xalapa es un sobreviviente, un importante bastión. Ha sobrevivido a
las modas, a recortes, a momentos muy diversos. En su veinticinco aniversario
están participando los más importantes grupos de música para niños y familias
de la movida alternativa de México, está la Bebeteca y la Casa del Cuento. Es
sin duda un crecimiento y un evento que sigue convocando familias enteras que
vuelven año con año, incluso algunas viajan de otros países sólo para esta
feria.
Siempre hay cosas que mejorar, omisiones y
descuidos, pero por encima de ello hay una energía y un equipo que sabe hacer
las cosas por la experiencia.
¿Apoyas que se cambie de sede la feria para su
próxima emisión?
La feria debe seguir creciendo, buscando
formas de llegar a más gente, si el cambio de sede beneficiará a los libreros,
hará que más público asista a los eventos y ayudará a que esa gran comunidad
que ya es parte de la feria se convierta en un grupo ejemplo para mucha gente,
sería fantástico.
En cambio, si se mueve a un lugar más
pequeño o de difícil acceso, corremos el riesgo de perder una feria
importantísima para el país y para la comunidad xalapeña.
Las niñas de la feria
La feria del libro ha marcado generaciones
como señaló Lourdes durante la inauguración, chicas que recuerdan con añoranza
las alegóricas festividades de la feria más que un evento magno con invitados
de la talla de hoy en día.
Yaeko Ramírez cuenta su experiencia como niña de esta
generación:
Crecí con la feria. De chiquita los
recuerdos que tengo son de los talleres. En mi caso yo pasaba mucho tiempo en
los puestos que teníamos pero son buenos recuerdos. Mi sueño de cada año era
venir a la feria. No he podido faltar a ninguna. Siempre me acuerdo mucho de
los cierres. Recuerdo un año donde había mojigangas y no recuerdo qué cosa
aventaron pero yo era la niña más feliz de la feria. Lo que más recuerdo
siempre son las clausuras y siento que últimamente es en lo que menos se han
esmerado. Con el paso de los años han dejado un poco el asunto de las clausuras
y ha sido como meter un grupo, que toquen y ya, el cierre. Todo muy diplomático
y yo recuerdo que era más festivo y alegre.
Han cambiado las cosas y también creo que
tiene que ver con la organización. Se ha intentado hacer cosas distintas pero
creo que lo bonito de la feria era tener bastantes cosas que hacer, ver a los
niños jugar la lotería, el ajedrez gigante, era muy dinámico para mí.
Definitivamente la feria influyó en mi
formación lectora. Estás en contacto directo con los libros. Es un momento para
agarrar tus primeros libros y ver qué te gusta. Poco a poco vas viendo en los
puestos qué te llama la atención. Descubres nuevas lecturas. No siempre vas a
tener a las editoriales aquí. No todas las librerías manejan esas editoriales
que venden. Cada año escogía mis libros y eso era lo que leía.
Mariana Aguilar, por su
parte, no sólo vivió la feria como espectadora sino que creció con la feria
volviéndose parte de ésta:
Incluso me llegó a tocar contar gente,
vivir la feria desde adentro. Venía desde los 6 o 7 años y de momento eran los
mismos talleres y hacías la misma cosa. Y por lo menos en talleres este año se
diversificaron. La Bebeteca ya va para dos o tres años aquí, ya que
prácticamente antes se lo echaban todo a la Casa del Cuento y ésta tenía que
hacer milagros con bebés y niños grandes. En ese sentido he visto un
crecimiento pero estrictamente en lo que debería ofrecer la feria como
editoriales me parece que no mucho porque veo la misma gente.
Este año quizá sí le apostaron a lo grande
y se olvidaron de los niños. Hay tiempos muertos, acaban los talleres y no hay
ninguna actividad. Un ratito en el que todos salen a comer, en otras ediciones
había ajedrez, rallies –que por cierto me tocó coordinar uno en la vigésima
edición– y la lotería, que ya no la hacen. Me da la impresión que ese cambio
que hay cada año en el Ivec, cambio de administración y en la organización de
la feria, pierde la continuidad de algunas cosas o no saben esos huecos que hay
que llenar, se les olvida.
Me molesta la idea del cambio de sede,
pero sé que el edificio no da para más, quizá sea la razón misma por la que no
hay más casas editoriales, no hay más talleres o espacios para estos.
Generalmente los salones no son espacios muy cómodos por el calor o la cantidad
de áreas que tienen. Habría que repensarlo muy bien. Además que es tradición.
Evidentemente la mayoría de la comunidad
que visita y conoce la feria está en contra de un cambio de sede pues rompe con
esta tradición de verano cien por ciento xalapeña. Aunque es cierto que las
administraciones van a seguir cambiando y habrá que seguir luchando en peores
escenarios económicos bajo distintas adversidades, lo cierto es que este año se
vive nuevamente otra emisión más de esa feria del libro que ha tocado el
corazón de muchos niños y jóvenes xalapeños. ♦
Por Víctor Benítez