Gregorio Jiménez |
EL 11 DE
FEBRERO apareció el cadáver de Gregorio Jiménez, periodista desaparecido
apenas días atrás. Con su asesinato suman diez las muertes de periodistas
durante el actual sexenio en Veracruz. Juzgado como poco más que una rencilla
personal, su asesinato sin embargo suscitó enconadas protestas y una imagen aún
más negra para el estado a nivel nacional e internacional en lo relativo a
derechos humanos, cuyas repercusiones aún no acaban.
El asesinato de Gregorio Jiménez, reportero
policiaco de los periódicos Notisur y
Liberal del Sur, provocó clamores y protestas tanto en el
ámbito nacional como internacional suscitando airados editoriales y reportajes,
no sólo en los medios más importantes de México, también de agencias
extranjeras como Efe, cadenas como CNN y periódicos como El país y La opinión de Los
Ángeles.
El miércoles 5 de
febrero un grupo de hombres armados secuestró al humilde reportero en su propia casa cuando
volvía de dejar a sus hijos en la escuela. Una colega, tras llamada de la
esposa, enteró de inmediato del delito al Mando Único Policial y al Ejército. A
través de las redes sociales la organización Artículo 19 y Periodistas de a pie
propalaron el hecho y pidieron al gobernador del estado de Veracruz, Javier
Duarte de Ochoa, un operativo revisando la zona sur del estado para localizar
al reportero. Seis días después, tras intensas protestas y campañas enconadas
en Twitter que pedían la renuncia del gobernador ante la falta de respuesta,
Gregorio, Goyo apareció en una fosa en el poblado Polanco, en la colonia J.
Mario Rosado, en Las Choapas.
Gregorio Jiménez fue
asesinado con saña. Sus victimarios lo torturaron y degollaron. Pese al sello
de la casa, la Procuraduría de Veracruz determinó que el móvil del crimen había
sido una venganza personal. Cuestionados sobre si la actividad profesional de
Jiménez provocó el crimen la vocera del Gobierno del Estado de Veracruz, Gina
Domínguez Colío, negó siquiera la posibilidad. La culpa fueron problemas entre
Gregorio y Teresa de Jesús Hernández, encargada del bar El Palmar o El Mamey.
Se trataba de un lío amoroso, dijeron. Sin embargo había muchas inconsistencias
y coincidencias en el caso. Una de ellas la ironía de que al líder sindical
cuyo secuestró suscitó uno de los últimos reportajes de Jiménez, Ernesto Ruiz
Guillén, alias El Dragas o El Cometierra, apareciera sepultado en
la misma fosa que Goyo. Otra: las denuncias a través de las notas periodísticas
de El Palmar como sitio de aprensión y ejecución de los inmigrantes
centroamericanos y la colusión de la encargada con el grupo Los Zetas.
Suficientes para asentar la lectura de que Jiménez trataba temas complejos y
peligrosos. Sin embargo, para el secretario de gobierno de Veracruz, Erick
Lagos, en entrevista con Milenio TV,
esta lectura carecía de sustento asegurando que el móvil fue la venganza por
líos de vecinos. Curioso. Apenas un día antes, cuando Gregorio todavía
continuaba desaparecido, Lagos señaló que tenían todo controlado vaticinando
que resolverían el caso máximo en dos horas. Admitió también que no descartaba
ninguna pista: “Traemos
muchos avances, no descartamos ninguna línea de investigación, aunque hay una
línea que es la más dura y la más seria, pero que por la secrecía de la
investigación, no podemos hacerla pública.”
Artículo 19 criticó
las declaraciones del funcionario calificando de alarmante que “la Procuraduría General de Justicia de Veracruz
pretenda descartar de inicio la línea de investigación relacionada con el
ejercicio periodístico, señalando que un conflicto personal entre vecinos fue
el móvil del asesinato de Jiménez”.
http://www.animalpolitico.com/2014/02/encuentran-muerto-al-periodista-veracruzano-gregorio-jimenez/#ixzz2thijniN1
http://www.animalpolitico.com/2014/02/encuentran-muerto-al-periodista-veracruzano-gregorio-jimenez/#ixzz2thijniN1
La última de las circunstancias curiosas: se pagaron veinte mil
pesos por el crimen. Veinte mil pesos a repartir entre cinco participantes. Por
lo visto la crisis ha llegado al ámbito de los sicarios que trabajan ahora sí
que por un puñado de pesos. Más ganarían de estibadores pero seguramente matan
por vocación, no por necesidad.
¿Fuego amigo desde México?
Debieron pasar días
y con ellos el aumento de las protestas y la ira en redes sociales, la
publicación de editoriales, reportajes y artículos en periódicos de circulación
nacional e internacional, y la intervención de casi todas las organizaciones
defensoras de los derechos humanos nacionales e internacionales, la ONU
incluida, para que el gobernador Javier Duarte concediera en una inesperada
rueda de prensa que la investigación continuaba abierta y que se consideraría
la labor periodística de Jiménez como posible motivo para el crimen. Uno se
pregunta: sin esa demanda casi universal y esas protestas, ¿el crimen de
Jiménez habría quedado en un episodio más de ese escenario de melodramas en que
se insiste se ha convertido Veracruz? De Milo Vela a Gregorio Jiménez, sin
soslayar el asesinato de Regina Martínez, se nos ha reiterado que los
asesinatos no responden a un atentado contra la libertad de expresión sino a
meros crímenes de pasión, consecuencia de la incapacidad de los reporteros por
domeñar sus arrebatos. Como si ser periodista implicara vicios innombrables,
tratos vergonzosos con marginales y amores y pasiones viscerales. Veracruz o el
Sturm und drang.
Que revistas como Proceso, Animal Político, Sin embargo
y varias otras publicaciones críticas cubrieran prolijamente el caso, no
sorprende. Lo asintomático y peligroso para el duartismo son las editoriales en
La Razón, una de ellas firmada por el
propio director, Pablo Hiriart, y la columna de Ricardo Alemán intitulada
“Veracruz: ¿por qué?” http://www.periodicocorreo.com.mx/opinion/144497-itinerario-politico-del-18-de-febrero-2014.html
Ambos periodistas
han sido vinculados con poderosos grupos de priistas —a uno de ellos se le
asocia incluso con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari. Coincidentemente
ambas columnas de periodistas tan reconocidos apuntan a la fragilidad del
gobierno de Veracruz y la dificultad del mandatario para controlar las finanzas
y los grupos delictivos. Alemán concluye su columna con una pregunta: “Algo
no está bien en Veracruz. ¿Por qué?”
La lección que ha
dejado el caso del asesinato de Gregorio Jiménez no apunta sólo a la presión
que el manejo de la información causa en Veracruz, sino también a que
eventualmente el gobernador Javier Duarte estaría siendo evaluado en el ámbito
nacional, sea por el PRI o por el gobierno federal, y que la conclusión es que
su mandato más que beneficiar puede perjudicar a largo plazo.♦
Por José Homero