Al paquete más grande de marihuana que se vendía al menudeo en las
calles al principio de los ochenta se le llamaba cartón. Como la yerba
venía en greña abultaba mucho, incluso hasta podía llegar a traer pedazos del
tronco de la mata, la envolvían
precisamente con un pedazo de cartón para poder contener el material y darle
forma, teniendo una presentación de 30 centímetros de largo y cinco de diámetro
aproximadamente. No sé cuánto costaba, ni tampoco sabía quién era el bueno
o dealer.
Después se les llamó tubos y ya no eran de cartón, sino de papel
periódico. El precio variaba según el tamaño y la calidad del material, que era
garantizada únicamente por la palabra del bueno que te la vendía, aunque
a veces te llevabas cada fiasco y no había manera de hacerla de a tos,
pues como ustedes comprenderán no existían (esperando que algún día las haya)
ventanillas para reclamaciones. Podía costar entre 100, 200 o 300 pesos, según
el sapo y la pedrada.
También te podían vender un toque de veinticinco pesos o peseta,
que era lo más socorrido por los fumadores. Aquí sí era más fácil ser estafado
pues te podían dar puras varas y cocos envueltos en mucho papel periódico.
Proliferaban los revendedores, que incluso se podían ir liso, pues con
el pretexto de que había que darles primero el dinero para conseguirte el
material, a veces no regresaban.
Ir a conectar era toda una aventura pues los dos buenos
seguros que había vivían en callejones sin salida. Literal. Por lo que los
nervios estaban al máximo ante cada incursión, no había ni a dónde correr en
caso de que la tira llegara en el momento de hacerla. Se sabía
que ellos recibían protección de la policía y que pagaban una cuota para que
los dejaran operar, por lo que, en primer lugar, eran sitios plenamente
identificados y vigilados por la justicia, y en segundo, que al sentirse
acorralado el bueno podía poner el dedo a alguno de sus compradores
para salvarse él o reducir la pena.
Por los noventa empezó a rolar la marihuana prensada o enladrillada,
desbancando a la mostaza en greña, que ya la banda grifa quería
como despreciar. Tal vez porque consideraban que la enladrillada era mejor por
ser calidad de exportación (vaya, como el atún o el tomate que mandamos para
los gringos), contra la greña local, ya sea de la sierra o de la costa, pues
las dos variedades rolaban, que se quedaba para el populacho. El tiempo los
desengañaría.
Cuando aparecen los celulares, el mercadeo se modifica pudiéndose hacer los
pedidos por teléfono con servicio a domicilio, disminuyendo el enorme riesgo
que significaba el ir a nectar. Empiezan a proliferar los nuevos buenos,
ahora pomposamente llamados dilers (dealer pues) que son los
revendedores de los verdaderos buenos, que entonces cambian su nombre
por el de naco. Este último se convierte en el contacto entre el
campesino que la siembra y el diler de la ciudad.
En este siglo se empieza a conseguir por güato o lo que pese,
pudiéndose comprar desde 1/8 de kilo u ocho, hasta lo que tu bolsa o la vaca
alcance. Incluso hay quienes venden por medio octavo, mejor conocido como
16.
La mota prensada es la única
que se puede conseguir, pero cada vez más personas la andan buscando en greña
(a los pachecos también les entra la moda de lo orgánico, ¿que no?),
pues se rumora que le ponen diferentes químicos, ya sea para prensarla o para
que no pueda ser detectada por los perros (se ha detectado con un fuerte olor a
grasa para zapatos o thinner).
Reciente aparece la marihuana hidropónica, que se supone es café
mejorado y cultivado por otros medios que la vuelven más potente (manipulación
genética me imagino o algo similar). Aunque considero que sólo es una
estrategia para vendértela mucho, pero mucho más cara, al menos por estos
lares. Únicamente la he visto en películas gringas donde presentan variedades
súper potentes que con un jalón tiene el supuesto grifo para ponerse bien
pacheco (no sé si los gringos son muy débiles del cerebelo o qué
chingaos). Pero yo como Santo Fumás, perdón Tomás…
En estos tiempos el asunto se ha complicado de más, convirtiéndose en algo
muy peligroso para todos los pachecos. Los límites entre quiénes son los malos
y los buenos se han borrado, fundido, cambiado y vuelto a cambiar creando un
ambiente de criminalidad que da terror. Brotan (como los virus) un sinfín de
ventanitas como los únicos lugares en que puedes conseguir el café, y
las drogas que tú quieras las 24 horas del día, sólo que ahora en bolsitas.
Son lugares controlados por seres oscuros que más vale ni nombrarlos,
absorbiendo o desapareciendo a los comerciantes independientes.
Mientras, la ciudad, así como el país mismo, está metida en una escalada de
violencia, llena de armas en la calle, muertos y desaparecidos, con el pretexto
de combatir el tráfico de drogas, en el estado de Colorado de Estados Unidos
aprobaron una ley que permitirá el uso de la marihuana con fines recreativos
(para uso medicinal ya estaba aprobada desde antes).
Para el año que viene, en Denver habrá expendios de yesca donde los
ciudadanos norteamericanos podrán adquirir su toquecito (hasta una onza
a la vez), que deberá cumplir con estándares de calidad verdaderamente
regulados y exigentes, teniendo cuidado de darte en realidad lo que te ofrecen
(ya quisiera ver los promocionales: ¡vuela, vuelaaaaa! No te hace falta
equipaje, ¡vueeelaaaaaa!…)
Seguro que hasta ventanillas de reclamos habrá, chale.♦
GLOSARIO
Bolsita: paquete pequeño de plástico que se
vende en las ventanitas.
Bueno: el que vende marihuana.
Banda grifa: grupo de amig@s que se reúnen para fumar y platicar.
Café: marihuana.
Cartón: envoltorio de cartón de marihuana en
greña, ya extinto.
Conectar: acción de ir por la marihuana.
Chale: expresión que denota decepción, frustración, envidia.
Dilers: bueno.
Enladrillada: marihuana prensada por medios
mecánicos.
Güato: cantidad nada despreciable de marihuana. Algo
considerable, para ser más preciso.
Greña: marihuana recién cortada, con varas,
palos y cocos.
Hacerla: conectar.
Hacerla de a tos: reclamar.
Ir liso: acción de quitarte tu dinero y dejarte
sólo una promesa incumplida.
Jalón: acción de fumar, reteniendo el aire en los pulmones más
de lo habitual. Al punto de la asfixia se le conoce como tanque.
La tira: la policía.
Mostaza: marihuana.
Mota: idem.
Naco: persona que se encarga de ir directamente con los
campesinos a comprar marihuana para vendérsela a varios buenos que a su vez…
Nectar: conectar.
Pacheco: persona que fuma marihuana, (estar…) estado de conciencia
alterada, al cual se quiere siempre regresar.
Poner el dedo: acción nefasta de traicionar por la
espalda.
Rolar: acción de circular, pasar, ofrecer.
Tanque: acción de fumar, reteniendo el aire en los pulmones al
punto de la asfixia, se puede tomar un trago de lo que se esté bebiendo
mientras, así como seguir hablando sin soltar el humo, siempre bajo su riesgo.
Toque: cantidad regular de marihuana (sólo tengo un…), acción
que invita a fumar (vamos a darnos un…).
Tubo: envoltorio de papel periódico de marihuana en greña o
prensada, ya extinto.
Ventanitas: lugares públicos donde se venden
drogas.
Yerba: marihuana.
Por Cuitláhuac Pascual