Tlacotalpan, fiesta del son


Publicado porJosé Homero el 6:48 p.m.

La Candelaria [Foto: Eduardo Sánchez Rodríguez]

Las pasadas fiestas de Tlacotalpan acogieron, como ya es tradición, el Encuentro Nacional de Jaraneros y Decimeros. En esta su versión número 34 se dieron cita las figuras y grupos más representativos de este centenario género musical. Esta es la crónica de Eduardo Sánchez Rodríguez, quien de manera milagrosa sobrevivió a los músicos, los versadores, las bailadoras, los libros, los homenajeados... ¡y a los toritos!

31 de enero
Una brisa que amenazaba con convertirse en chipi-chipi me dio la bienvenida a Tlacotalpan. Afanoso, comencé las pesquisas sobre la ubicación de la sala de prensa para registrarme antes de la inauguración, que sucedería en la Casa de Cultura Agustín Lara pero, como suele suceder en este tipo de programas, aún no estaba lista. Así que volví sobre mis pasos y me topé de frente con la tradicional cabalgata donde jinetes y amazonas lucían sus mejores galas montados en magníficos equinos cuidadosamente acicalados. Al terminar, volví a encaminarme a la Casa de Cultura y, como también suele suceder en las inauguraciones, aunque pasaba bastante de la hora planeada, el funcionario encargado no llegaba y el grupo Estanzuela tuvo que empezar a tocar para que la concurrencia no se fuera. La exposición colectiva se llamó Realismo tropical, provocada por Honorio Robledo (Xalapa), quien estuvo acompañado por Jaime Yáñez (Tuxtepec, Oaxaca), Ignacio Canela (Tlacotalpan) y Javier Solana (San Andrés Tuxtla). ¡Verdaderamente buena! Solana era desconocido para mí, su visión del mundo parte de la vida cotidiana tuxtleca; me gustó su mezcla de color. Y, aunque todavía no comenzaba el cóctel inaugural de tamales y toritos, decidí que era tiempo de moverme al encuentro.
Cuando yo empecé a venir, tengo más de veinte años, como que se veía más bonito porque llegaba muchísima gente de muchas partes: de los Estados Unidos y de Cuba. Siguen llegando pero no como antes. La gente de por aquí y de la región siempre llega y de nuestras partes del sur llegamos. Veo un poquito deteriorado, medio raro; ¡no sé! a veces por el tiempo. Siempre vengo aquí y me voy contento.
Don Isidro Nieves
La Plaza Doña Martha es un bellísimo lugar que año con año acoge a los fandangueros. El Encuentro Nacional de Jaraneros y Decimeros había comenzado y en el escenario estaba Cogollo de Lima, nativos de Chinameca; les siguieron ¡Ah, que Rico Chilposo! de Xalapa, Los Panaderos de San Juan Evangelista con don Isidro Nieves en el requinto; Son de Tenmeacá, de Xalapa; de Tabasco llegó Son y Tangueo, que sumaron su tradicional tambor al son jarocho; después le tocó a Son de Piña, de Rodríguez Clara, hacer una pausa para la entrega de reconocimientos en formato de medalla a personajes destacados del son jarocho. La medalla Guillermo Cházaro Lagos se concedió al decimista Samuel Aguilera, quien pidió al secretario de Turismo allí presente que ya no prostituyeran las fiestas populares, lo que de inmediato negó el funcionario. La medalla Andrés Vega Delfín para Pablo Campechano, de Santiago Tuxtla, y la medalla Rodrigo Gutiérrez Castellanos para Hermilo Promotor, oriundo de Tres Zapotes.
Reflexionando sobre el reclamo de Samuel, razón no le falta; a una calle de la plaza, el ambiente social era caótico y una gran cantina, pero fijar mi vista en dos viejos jaraneros vi la razón de ser del encuentro; estaban platicándose los últimos sucesos con una sonrisa de par en par. Mirando con atención lo que sucedía a un costado del escenario, había jóvenes y viejos soneros conociéndose, en el caso de los nuevos grupos, y reconociéndose entre los mayores. Por supuesto, parte de esa dinámica forman parte los, permitanme llamarlos –llamarnos– neojaraneros; esos que somos de otras partes del país, o del mundo, que abrazamos esta música y la reconocemos como propia, mexicana. Allí, en la meca del son, nos asomamos un poquito al corazón de ese género que es el fandango, que mientras más de rancho sea será mejor, y aprendemos el protocolo no escrito de esta música comunitaria. Para los urbanos, nuestra experiencia de comunidad es casi siempre muy pobre; apenas sabemos el nombre del vecino, mucho menos de sus penas y alegrías. Eso es lo que nos enseña el son jarocho, a interesarnos por el otro. Y sí, hay grupos considerados grandes que no participan en el encuentro por toda una problemática organizativa que les toca a ellos, los soneros, corregir. Pero antes que nada es necesario estar contentos porque se conserva y disfrutarlo.
Este primer día, me platicaría amablemente Rafa Figueroa, participaron veintiocho grupos. Presenciarlo todo, que inicia a las seis de la tarde, aún con luz del día, toma entre seis y nueve horas, incluso si te gusta muchísimo ver las propuestas que tienen, hay otras cosas que ver: el Encuentro de Decimistas e Improvisadores Orales, comandado por don Diego Cruz Lara y su familia, cumplió diez años de suceder y ¿qué mejor manera que una fiesta de la palabra? Los mejores decimeros estuvieron por allí. Como acostumbra, don Diego impartió talleres de décima espinela, todo alegre y divertido.
De nuevo, llegó el momento de trasladarme a Luz de Noche, lugar independiente que por la amabilidad y estrategia de los propietarios ha ido estableciéndose como sede de presentaciones de libros, discos y talleres del son. Y por eso los días del encuentro se organizan fandangos buenísimos que comienzan con los grupos Mono Blanco, Los Vega, Los Utrera y Estanzuela, entre otros. Nacidos como una alternativa a los fandangos de San Miguelito, el fandango del lugar ha ido convirtiéndose en el fandango. También sucede que llegan demasiados jaraneros que al no tener la cultura sonera, no esperan su turno y comienzan a tocar, lo que resulta en que sean tantos tocando al mismo tiempo que algunos se hartan y arman un fandanguito adentro del local, también buenísimo por la calidad de los músicos, pero es triste. Allí amanecimos.

Los Vega son una escuela donde están aportando todo lo que su jefe, el viejo Vega, les ha enseñado. Se ve la innovación de Octavio (arpista), de sus hijas; es manifiesto lo que están haciendo. Uno sobrevive del son jarocho, aunque andes de la chingada, no importa si te duele el cuerpo o la cabeza, vas y te echas un son y haz de cuenta que tomaste una medicina. Mis planes son seguir manteniendo esto. Hacer algo con los morritos que vienen apenas, trabajar con ellos; para que esto siga el día de mañana. Podemos estar tranquilos y saber que esto va a seguir muchos años más.
Camerino Utrera
1 de febrero
Después de desayunar, fui a la Casa de la Cultura, al Foro de Presentaciones Editoriales del Programa de Desarrollo Cultural del Sotavento. A través de los años, este foro ha ido desarrollándose de una manera sorprendente; claro, son décadas del trabajo de jaraneros, requinteros, decimeros y bailadoras en primer lugar, y de los investigadores sociales, músicos, periodistas y fauna varia que los estudia y los inspira. El producto de ese trabajo es el nutrido número de discos, libros, métodos, cuentos, videos, artes plásticas e instrumentos que están sobre las mesas. Allí están también las maravillosas prendas de Tía Cayita, maravillosa tejedora que hace tres años recibió, junto con don Cirilo Promotor, el Premio Nacional de Ciencias y Artes. Allí está Tere Osorio, dándole duro con su familia y otros, también al pie del cañón jarocho. Entre las diez y las diecisiete horas se presentaron cuatro grabaciones: La vieja del grupo El Cayuco, Cuando me vaya de Son Temoyo, Mujer luna y madera de Son Astillero; y Satisfacción garantizada de Carlitos Solís y Antonio González. Asimismo se presentaron cinco libros: Son de mi corazón, Alegorías del Sotavento, Recetario sotaventino del plátano macho, Pedacito de patria y Las músicas jarochas ¿de dónde son?. Además de documentales y páginas web, todo alrededor del son jarocho por supuesto. Pero lo más emocionante de este día fue el reconocimiento a las familias Vega-Utrera por el Premio Nacional de Ciencias y Artes en noviembre de 2012. Amparo Sevilla y Gilberto Gutiérrez llevaron el acto. Imposible no derramar una que otra lágrima al ver llorar a ambas familias, de alegría y de pesar por la reciente ausencia de don Esteban Utrera; imagínese, caro lector, ver en acción a trece músicos y nueve bailadoras que conforman estas familias fundamentales del son jarocho, ¡hermoso!
Gilberto Gutiérrez, al principio del acto, hizo hincapié en pedir a las autoridades correspondientes, allí presentes, que cuando entreguen apoyos consulten a los beneficiados respecto a cuál sería su mejor destino. Los Cojolites cerraron las actividades del foro interpretando su última grabación Sembrando flores, nominada a los premios estadounidenses Grammy.
Obviamente es una alegría saber que el trabajo que uno viene haciendo durante quince años repercuta en cosas como esta sin siquiera proponértelo. Esta nominación nos reafirma que estamos seguros de lo que estamos haciendo; por ese lado nos sentimos contentos. En lo personal,  creo que agradecemos que nuestro nombre esté presente, pero esta nominación le pertenece a toda la gente que se ha esforzado por esta cultura que ahora apreciamos, a la que pertenecemos, esté en foros en los que antes no estaba. Es un parteaguas para el son jarocho y es una situación que va a favorecer a todo el movimiento jaranero.
                                                                                        Benito Cortés
A las seis en punto estaba en la plaza Doña Martha. Soneros de la Cerquilla, de San Juan Evangelista, Flor de Caña, el excelente Son Temoyo, Maíz Azul de Morelos, Floresta y hasta Honorio Robledo armó su banda y se echó unos sones, cuento de por medio. Decidí ir al Encuentro de Decimeros y saludar a don Diego. Más tarde al fandango y, a las cinco de la mañana, llevarle mañanitas a la virgen de la Candelaria, emocionante también, y volver al fandango. Este segundo día se presentaron 30 grupos.
2 de febrero
En el foro se presentaron tres dvd: Los hijos de Chinantla rumbo a Valle Nacional, Narradores orales del Sotavento y Tu memoria, nuestra historia... documental sobre La Negra Graciana, quien allí estuvo, ya con algunos problemas de salud pero con el entusiasmo que la caracteriza y contenta con su vida; contó que nació en 1933 y que su papá tocaba jarana y sus hermanos el arpa y así empezó. Hubo cuatro presentaciones de libros: Toña la Negra de Rafael Figueroa, Las increíbles hazañas de Pedro Lira de Honorio Robledo; Historias de un pueblo que no existe en los libros de historia del siempre impecable Samuel Aguilera y Las pascuas de los Tuxtlas, de Andrés Moreno, muy bueno. En cuanto a las grabaciones, Octavio Vega presentó Arpista jarocho, producido por el mono mayor, acompañado del chelista español Rodrigo... (olvidé el apellido), buenísimo; estuvieron arriba Gilberto Gutiérrez, quien dijo que había muchas arpas y pocos músicos, y Francisco García Ranz, que aseveró que se busca el virtuosismo más que el son; que se cultiva más lo venezolano. La otra grabación fue Chagane, del grupo Mamba Negra. Destacó la presencia del Taller de Zapateado y Fandango Jarocho que la excelente bailadora Rubí Oseguera dirige en el Distrito Federal.
Antes que nada es la convivencia a través de los talleres, es un espacio que se ha creado en la ciudad de México; a ese espacio físico llegamos personas interesadas en aprender más sobre las culturas tradicionales, específicamente de los pueblos del sur de Veracruz, y nos hemos especializado en el zapateado porque yo soy bailadora; se han sumado también músicos, versadores, investigadores y músicos de otros géneros, llegan a contribuir también. El aprendizaje y la enseñanza se da a partir de la convivencia. Como sabes, no hay un método para enseñar el son jarocho y mucho menos el zapateado, y a partir de los talleres, conjuntamente con los alumnos en cuanto a la técnica y el desarrollo de la metodología, contribuyen de manera simbólica  en mi formación como maestra. He retroalimentado todo esto con toda mi experiencia desde mi percepción como antropóloga, y les he aportado esa parte de la historia y la relación que he tenido con esas comunidades del sur de Veracruz, comunidades fandangueras y bailadoras... Como sabes, el zapateado tiene una base rítmica tradicional pero ya sabiendo esa base rítmica, uno desarrolla cosas, improvisa. Entonces ¿cómo hacer una teoría de la improvisación? Pienso que es muy complejo, si lo esquematizas lo metes en un cubo y le quitas toda esa magia de la improvisación y del alma. Regreso a vivir a Veracruz, a ver cómo me reciben; ya tengo muchas ganas de estar acá. No cambian los talleres, cambian de sede; tengo que encontrar una manera de reestructurarlos. Creo que es muy importante regresar a la tierra, para mí es muy importante que aún hay  algunas mujeres bailadoras, las sabias fandangueras, y para mí es muy importante estar con ellas. Los alumnos ya tienen la técnica, tienen la información y necesitan venir, corroborar, y a partir de aquí dar el siguiente paso. Pienso que es el camino que debemos seguir para el desarrollo del zapateado del son jarocho, que es una cosa que no se ha trabajado. En esta fiesta hay diferentes públicos, el religioso que viene únicamente a ver a la Virgen, con fervor y con fe; y está el turismo Televisa, con sus artistas súper bien pagados. El público de los toros, que ya sabemos de qué tipo es, y el público sonero. Creo que si bien hemos ganado espacios en cantidad, no hemos ganado espacios en calidad. Poco a poco nos han ido relegando, por fortuna existen este tipo de espacios como Luz de Noche, que han abierto su casa para que la fiesta se siga dando como un encuentro. Lo que antes era un encuentro de soneros que podíamos hacerlo en la plaza Doña Martha dejó de serlo, el encuentro se hace realmente acá. En esa plaza ya no sucede nada de encuentro: te subes a tocar por diez minutos y nadie te está pelando, ya no hay público.                                                                                                                                               
Rubí Oseguera
En la última jornada del encuentro se dio el Taller Informal de Son Jarocho Tradicional de Orizaba, luego siguieron Los Bellos del Norte de Tres Valles: ¡buenos!, Son de Aguardiente de Córdoba, Tabaco y Caña de Lerdo, Hierba Maistra de Orizaba, Son Blanco de Lerdo; pertenecientes a la dinastía de Tío Costilla. Son del Montón de Guanajuato, Tzompantli de Tabasco, integrando al son su tradicional tambor. Los maravillosos Baxin, con su Cupido, oriundos de los Tuxtlas. Justo aquí se soltó un chubasco que obligó a parar. Un poco más tarde, escampó y tocaron el Taller Independiente de Son y Versada de Tlacotalpan; A Golpe de Guatimo de José Ángel Gutiérrez y su esposa fue el siguiente, y estaban tocando los anfitriones: Siquisirí cuando la lluvia, finalmente, decidió declarar terminado el encuentro.

En total participaron 88 grupos, ¿demasiados? La cuestión está en la mesa de discusión. Las entrevistas a diferentes personajes, todos importantes dentro del fandango, permiten atisbar y conocer qué está sucediendo con esta música campesina centenaria, la más vigorosa de las músicas tradicionales de nuestro país en la actualidad.




Por Eduardo Sánchez Rodríguez



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