La Candelaria [Foto: Eduardo Sánchez Rodríguez] |
Las pasadas fiestas de
Tlacotalpan acogieron, como ya es tradición, el Encuentro Nacional de Jaraneros
y Decimeros. En esta su versión número 34 se dieron cita las figuras y grupos
más representativos de este centenario género musical. Esta es la crónica de
Eduardo Sánchez Rodríguez, quien de manera milagrosa sobrevivió a los músicos,
los versadores, las bailadoras, los libros, los homenajeados... ¡y a los
toritos!
31 de enero
Una brisa que amenazaba con convertirse en chipi-chipi me dio la
bienvenida a Tlacotalpan. Afanoso, comencé las pesquisas sobre la ubicación de
la sala de prensa para registrarme antes de la inauguración, que sucedería en
la Casa de Cultura Agustín Lara pero, como suele suceder en este tipo de
programas, aún no estaba lista. Así que volví sobre mis pasos y me topé de
frente con la tradicional cabalgata donde jinetes y amazonas lucían sus mejores
galas montados en magníficos equinos cuidadosamente acicalados. Al terminar,
volví a encaminarme a la Casa de Cultura y, como también suele suceder en las
inauguraciones, aunque pasaba bastante de la hora planeada, el funcionario
encargado no llegaba y el grupo Estanzuela tuvo que empezar a tocar para que la
concurrencia no se fuera. La exposición colectiva se llamó Realismo tropical,
provocada por Honorio Robledo (Xalapa), quien estuvo acompañado por Jaime Yáñez
(Tuxtepec, Oaxaca), Ignacio Canela (Tlacotalpan) y Javier Solana (San Andrés
Tuxtla). ¡Verdaderamente buena! Solana era desconocido para mí, su visión del
mundo parte de la vida cotidiana tuxtleca; me gustó su mezcla de color. Y,
aunque todavía no comenzaba el cóctel inaugural de tamales y toritos, decidí
que era tiempo de moverme al encuentro.
Cuando yo empecé a venir, tengo más de veinte años, como que se
veía más bonito porque llegaba muchísima gente de muchas partes: de los Estados
Unidos y de Cuba. Siguen llegando pero no como antes. La gente de por aquí y de
la región siempre llega y de nuestras partes del sur llegamos. Veo un poquito
deteriorado, medio raro; ¡no sé! a veces por el tiempo. Siempre vengo aquí y me
voy contento.
Don Isidro Nieves
La Plaza Doña Martha es un bellísimo lugar que año
con año acoge a los fandangueros. El Encuentro Nacional de Jaraneros y
Decimeros había comenzado y en el escenario estaba Cogollo de Lima, nativos de
Chinameca; les siguieron ¡Ah, que Rico Chilposo! de Xalapa, Los Panaderos de
San Juan Evangelista con don Isidro Nieves en el requinto; Son de Tenmeacá, de
Xalapa; de Tabasco llegó Son y Tangueo, que sumaron su tradicional tambor al
son jarocho; después le tocó a Son de Piña, de Rodríguez Clara, hacer una pausa
para la entrega de reconocimientos en formato de medalla a personajes
destacados del son jarocho. La medalla Guillermo Cházaro Lagos se concedió al
decimista Samuel Aguilera, quien pidió al secretario de Turismo allí presente
que ya no prostituyeran las fiestas populares, lo que de inmediato negó el
funcionario. La medalla Andrés Vega Delfín para Pablo Campechano, de Santiago
Tuxtla, y la medalla Rodrigo Gutiérrez Castellanos para Hermilo Promotor,
oriundo de Tres Zapotes.
Reflexionando sobre el reclamo de Samuel, razón no
le falta; a una calle de la plaza, el ambiente social era caótico y una gran
cantina, pero fijar mi vista en dos viejos jaraneros vi la razón de ser del
encuentro; estaban platicándose los últimos sucesos con una sonrisa de par en
par. Mirando con atención lo que sucedía a un costado del escenario, había
jóvenes y viejos soneros conociéndose, en el caso de los nuevos grupos, y
reconociéndose entre los mayores. Por supuesto, parte de esa dinámica forman
parte los, permitanme llamarlos –llamarnos– neojaraneros; esos que somos
de otras partes del país, o del mundo, que abrazamos esta música y la reconocemos
como propia, mexicana. Allí, en la meca del son, nos asomamos un poquito al
corazón de ese género que es el fandango, que mientras más de rancho sea será
mejor, y aprendemos el protocolo no escrito de esta música comunitaria. Para
los urbanos, nuestra experiencia de comunidad es casi siempre muy pobre; apenas
sabemos el nombre del vecino, mucho menos de sus penas y alegrías. Eso es lo
que nos enseña el son jarocho, a interesarnos por el otro. Y sí, hay grupos
considerados grandes que no participan en el encuentro por toda una
problemática organizativa que les toca a ellos, los soneros, corregir. Pero
antes que nada es necesario estar contentos porque se conserva y disfrutarlo.
Este primer día, me platicaría amablemente Rafa
Figueroa, participaron veintiocho grupos. Presenciarlo todo, que inicia a las
seis de la tarde, aún con luz del día, toma entre seis y nueve horas, incluso
si te gusta muchísimo ver las propuestas que tienen, hay otras cosas que ver:
el Encuentro de Decimistas e Improvisadores Orales, comandado por don Diego
Cruz Lara y su familia, cumplió diez años de suceder y ¿qué mejor manera que
una fiesta de la palabra? Los mejores decimeros estuvieron por allí. Como
acostumbra, don Diego impartió talleres de décima espinela, todo alegre y divertido.
De nuevo, llegó el momento de trasladarme a Luz de
Noche, lugar independiente que por la amabilidad y estrategia de los
propietarios ha ido estableciéndose como sede de presentaciones de libros,
discos y talleres del son. Y por eso los días del encuentro se organizan
fandangos buenísimos que comienzan con los grupos Mono Blanco, Los Vega, Los
Utrera y Estanzuela, entre otros. Nacidos como una alternativa a los fandangos
de San Miguelito, el fandango del lugar ha ido convirtiéndose en el
fandango. También sucede que llegan demasiados jaraneros que al no tener la
cultura sonera, no esperan su turno y comienzan a tocar, lo que resulta en que
sean tantos tocando al mismo tiempo que algunos se hartan y arman un
fandanguito adentro del local, también buenísimo por la calidad de los músicos,
pero es triste. Allí amanecimos.
Los Vega son una escuela donde están aportando todo lo que su
jefe, el viejo Vega, les ha enseñado. Se ve la innovación de Octavio (arpista),
de sus hijas; es manifiesto lo que están haciendo. Uno sobrevive del son
jarocho, aunque andes de la chingada, no importa si te duele el cuerpo o la
cabeza, vas y te echas un son y haz de cuenta que tomaste una medicina. Mis
planes son seguir manteniendo esto. Hacer algo con los morritos que vienen apenas,
trabajar con ellos; para que esto siga el día de mañana. Podemos estar
tranquilos y saber que esto va a seguir muchos años más.
Camerino Utrera
1 de febrero
Después de desayunar, fui a la Casa de la Cultura,
al Foro de Presentaciones Editoriales del Programa de Desarrollo Cultural del
Sotavento. A través de los años, este foro ha ido desarrollándose de una manera
sorprendente; claro, son décadas del trabajo de jaraneros, requinteros,
decimeros y bailadoras en primer lugar, y de los investigadores sociales,
músicos, periodistas y fauna varia que los estudia y los inspira. El producto
de ese trabajo es el nutrido número de discos, libros, métodos, cuentos, videos,
artes plásticas e instrumentos que están sobre las mesas. Allí están también
las maravillosas prendas de Tía Cayita, maravillosa tejedora que hace tres años
recibió, junto con don Cirilo Promotor, el Premio Nacional de Ciencias y Artes.
Allí está Tere Osorio, dándole duro con su familia y otros, también al pie del
cañón jarocho. Entre las diez y las diecisiete horas se presentaron cuatro
grabaciones: La vieja del grupo El Cayuco, Cuando me vaya de Son
Temoyo, Mujer luna y madera de Son Astillero; y Satisfacción
garantizada de Carlitos Solís y Antonio González. Asimismo se presentaron
cinco libros: Son de mi corazón, Alegorías del Sotavento, Recetario
sotaventino del plátano macho, Pedacito de patria y Las músicas jarochas
¿de dónde son?. Además de documentales y páginas web, todo alrededor del
son jarocho por supuesto. Pero lo más emocionante de este día fue el
reconocimiento a las familias Vega-Utrera por el Premio Nacional de Ciencias y
Artes en noviembre de 2012. Amparo Sevilla y Gilberto Gutiérrez llevaron el
acto. Imposible no derramar una que otra lágrima al ver llorar a ambas
familias, de alegría y de pesar por la reciente ausencia de don Esteban Utrera;
imagínese, caro lector, ver en acción a trece músicos y nueve bailadoras que
conforman estas familias fundamentales del son jarocho, ¡hermoso!
Gilberto Gutiérrez, al principio del acto, hizo
hincapié en pedir a las autoridades correspondientes, allí presentes, que
cuando entreguen apoyos consulten a los beneficiados respecto a cuál sería su
mejor destino. Los Cojolites cerraron las actividades del foro interpretando su
última grabación Sembrando flores, nominada a los premios
estadounidenses Grammy.
Obviamente es una alegría saber que el trabajo que uno viene
haciendo durante quince años repercuta en cosas como esta sin siquiera
proponértelo. Esta nominación nos reafirma que estamos seguros de lo que
estamos haciendo; por ese lado nos sentimos contentos. En lo personal, creo que agradecemos que nuestro nombre esté
presente, pero esta nominación le pertenece a toda la gente que se ha esforzado
por esta cultura que ahora apreciamos, a la que pertenecemos, esté en foros en
los que antes no estaba. Es un parteaguas para el son jarocho y es una
situación que va a favorecer a todo el movimiento jaranero.
Benito
Cortés
A las seis en punto estaba en la plaza Doña Martha.
Soneros de la Cerquilla, de San Juan Evangelista, Flor de Caña, el excelente
Son Temoyo, Maíz Azul de Morelos, Floresta y hasta Honorio Robledo armó su
banda y se echó unos sones, cuento de por medio. Decidí ir al Encuentro de
Decimeros y saludar a don Diego. Más tarde al fandango y, a las cinco de la
mañana, llevarle mañanitas a la virgen de la Candelaria, emocionante también, y
volver al fandango. Este segundo día se presentaron 30 grupos.
2 de febrero
En el foro se presentaron tres dvd: Los hijos de
Chinantla rumbo a Valle Nacional, Narradores orales del Sotavento y Tu
memoria, nuestra historia... documental sobre La Negra Graciana,
quien allí estuvo, ya con algunos problemas de salud pero con el entusiasmo que
la caracteriza y contenta con su vida; contó que nació en 1933 y que su papá
tocaba jarana y sus hermanos el arpa y así empezó. Hubo cuatro presentaciones
de libros: Toña la Negra de Rafael Figueroa, Las increíbles hazañas
de Pedro Lira de Honorio Robledo; Historias de un pueblo que no existe
en los libros de historia del siempre impecable Samuel Aguilera y Las
pascuas de los Tuxtlas, de Andrés Moreno, muy bueno. En cuanto a las
grabaciones, Octavio Vega presentó Arpista jarocho, producido por el
mono mayor, acompañado del chelista español Rodrigo... (olvidé el apellido),
buenísimo; estuvieron arriba Gilberto Gutiérrez, quien dijo que había muchas
arpas y pocos músicos, y Francisco García Ranz, que aseveró que se busca el
virtuosismo más que el son; que se cultiva más lo venezolano. La otra grabación
fue Chagane, del grupo Mamba Negra. Destacó la presencia del Taller de
Zapateado y Fandango Jarocho que la excelente bailadora Rubí Oseguera dirige en
el Distrito Federal.
Antes que nada es la convivencia a través de los talleres, es un
espacio que se ha creado en la ciudad de México; a ese espacio físico llegamos
personas interesadas en aprender más sobre las culturas tradicionales,
específicamente de los pueblos del sur de Veracruz, y nos hemos especializado
en el zapateado porque yo soy bailadora; se han sumado también músicos,
versadores, investigadores y músicos de otros géneros, llegan a contribuir
también. El aprendizaje y la enseñanza se da a partir de la convivencia. Como
sabes, no hay un método para enseñar el son jarocho y mucho menos el zapateado,
y a partir de los talleres, conjuntamente con los alumnos en cuanto a la
técnica y el desarrollo de la metodología, contribuyen de manera simbólica en mi formación como maestra. He
retroalimentado todo esto con toda mi experiencia desde mi percepción como
antropóloga, y les he aportado esa parte de la historia y la relación que he
tenido con esas comunidades del sur de Veracruz, comunidades fandangueras y
bailadoras... Como sabes, el zapateado tiene una base rítmica tradicional pero
ya sabiendo esa base rítmica, uno desarrolla cosas, improvisa. Entonces ¿cómo
hacer una teoría de la improvisación? Pienso que es muy complejo, si lo
esquematizas lo metes en un cubo y le quitas toda esa magia de la improvisación
y del alma. Regreso a vivir a Veracruz, a ver cómo me reciben; ya tengo muchas
ganas de estar acá. No cambian los talleres, cambian de sede; tengo que
encontrar una manera de reestructurarlos. Creo que es muy importante regresar a
la tierra, para mí es muy importante que aún hay algunas mujeres bailadoras, las sabias
fandangueras, y para mí es muy importante estar con ellas. Los alumnos ya tienen
la técnica, tienen la información y necesitan venir, corroborar, y a partir de
aquí dar el siguiente paso. Pienso que es el camino que debemos seguir para el
desarrollo del zapateado del son jarocho, que es una cosa que no se ha
trabajado. En esta fiesta hay diferentes públicos, el religioso que viene
únicamente a ver a la Virgen, con fervor y con fe; y está el turismo Televisa,
con sus artistas súper bien pagados. El público de los toros, que ya sabemos de
qué tipo es, y el público sonero. Creo que si bien hemos ganado espacios en
cantidad, no hemos ganado espacios en calidad. Poco a poco nos han ido
relegando, por fortuna existen este tipo de espacios como Luz de Noche, que han
abierto su casa para que la fiesta se siga dando como un encuentro. Lo que
antes era un encuentro de soneros que podíamos hacerlo en la plaza Doña Martha
dejó de serlo, el encuentro se hace realmente acá. En esa plaza ya no sucede
nada de encuentro: te subes a tocar por diez minutos y nadie te está pelando,
ya no hay público.
Rubí Oseguera
En la última jornada del encuentro se dio el Taller
Informal de Son Jarocho Tradicional de Orizaba, luego siguieron Los Bellos del
Norte de Tres Valles: ¡buenos!, Son de Aguardiente de Córdoba, Tabaco y Caña de
Lerdo, Hierba Maistra de Orizaba, Son Blanco de Lerdo; pertenecientes a la
dinastía de Tío Costilla. Son del Montón de Guanajuato, Tzompantli de Tabasco,
integrando al son su tradicional tambor. Los maravillosos Baxin, con su Cupido,
oriundos de los Tuxtlas. Justo aquí se soltó un chubasco que obligó a parar. Un
poco más tarde, escampó y tocaron el Taller Independiente de Son y Versada de
Tlacotalpan; A Golpe de Guatimo de José Ángel Gutiérrez y su esposa fue el
siguiente, y estaban tocando los anfitriones: Siquisirí cuando la lluvia,
finalmente, decidió declarar terminado el encuentro.
En total participaron 88 grupos, ¿demasiados? La
cuestión está en la mesa de discusión. Las entrevistas a diferentes personajes,
todos importantes dentro del fandango, permiten atisbar y conocer qué está
sucediendo con esta música campesina centenaria, la más vigorosa de las músicas
tradicionales de nuestro país en la actualidad. ♦
Por Eduardo Sánchez Rodríguez