Los Cojolites con el Papá Grande -El Gabo |
Estimado jefe con sangre
jarocha:
Mientras
el Rey Momo hacía de las suyas en su fiesta anual del libertinaje llamada
Carnaval, Joseph Ratzinger, alias Benedicto XVI, decidió renunciar al papado
por su edad. Ni aguanta nada, dirían Ramón Rodríguez y Chabelo. Lo que sea, la
noticia me causó la misma emoción que las mañanitas a la Guadalupana
transmitidas por Televisa a la media noche. Es decir, nada.
Lo que
sí esperaba era conocer el desenlace de las nominaciones al Grammy en la
categoría de mejor álbum de música regional mexicana, donde Los Cojolites se
disputaban los honores con Lila Downs, a la postre la ganadora por su disco Pecados
y milagros, Los Tucanes de Tijuana y un disco colectivo Electrojarocho. Descartando
a los acomodaticios y convenencieros tijuanenses, la competencia estaba cerrada.
Finalmente la diva Downs fue la elegida por la industria disquera
estadounidense.
Sin
embargo, Los Cojolites se colaron entre los reconocimientos de las discos de
mejor hechura durante el 2012 con su producción Sembrando flores.
No cabe
duda que Los Cojolites, comandados por Ricardo Perry, son grandes sembradores
del son jarocho y han madurado un estilo que nunca ha decaído en el facilismo
de tocar para hacer felices a los turistas, quedar bien con los políticos
(recuérdese a Lino Chávez en las épocas de Miguel Alemán Valdez) o tomar las
jaranas por pura moda juvenil.
El
proyecto nace desde que Perry organizó los talleres de son jarocho para niños
en Cosoleacaque en 1995 y más tarde pasaría su sede a Jáltipan. Se llevaría a
los cojolites (pájaros cantores del alba con pecho rojo que se han extinguido)
a continuar la formación en los caminos y veredas del campo, con los sonidos
ancestrales nutridos de las sangres árabes, españolas, caribeñas y jarochas que
dieron forma a los cantos y la dotación musical de cuño veracruzano del sur con
las jaranas, la leona, el arpa, el marimbol, el pandero, el cajón, la tarima y
el zapateado.
Los
Cojolites fueron desde sus inicios Noé González Molina, Benito Cortés Padua,
Luis Aldo Román Rangel, Joel González Molina, Saúl Bernal Zamudio, Adrián Luna
López y Nora Lara Gómez. La primera sorpresa pública la dieron con su disco ¡Ay!
Váyanse preparando, producido por Argos, donde los casi niños Cojolites dan
muestra de recuperar las letras y los sonidos tradicionales con composiciones
propias. Queda con sello de distinción Luna negra de Noé González.
Seis
años después volverían a sacar un nuevo disco, No tiene fin, bajo el
sello Round Whirled Records, donde curiosamente Lila Downs, quien les ganó el
Grammy, graba con ellos “La Herlinda”. De nuevo la combinación de canciones
tradicionales con creaciones nuevas logra un álbum disfrutable aderezado con la
narración del Marcos en “Los sueños buenos y malos”.
Transcurren
cinco años y Los Cojolites vuelven a brindarnos otro disco. Ahora se trata de Sembrando
flores, grabado también por Round Whirled Records. Rasgueo a la
jarana, cuerdas alegres tocadas por el virtuosismo de sus jaraneros, leona que
retumba con sus bajos como corazón en medio del baile, zapateado que convierte
a la tarima en otro instrumento y palabras que surcan el aire, cual sonidos de
pájaros, que dan cuenta de la vida en el campo lleno de leyendas, de amores, de
trabajo y de profunda identidad.
El álbum
es un regocijo; de nueva cuenta confluyen las canciones tradicionales con las
creaciones de Los Cojolites, ahora conformados por Noé González Molina, Benito
Cortés Padua, Joel Cruz Castellanos, Gonzalo Vega Hernández, Darío Abdala
Almanza y Nora Lara Gómez. Aquí destaca ahora la aportación de Antonio García
de León, investigador exhaustivo de la historia del Sotavento veracruzano y
jaranero por convicción
De los
sonidos de nuestra rica y variada música popular mexicana, el son jarocho es el
que goza de cabal salud. Ha logrado permear entre jóvenes rurales y urbanos y
se ha convertido en un movimiento
musical que trasciende las fronteras veracruzanas. Los grupos que lo crean y
revitalizan son vastos, uno de sus mejores representantes: Los Cojolites.
“Sembrando
flores” es uno de los mejores sones jarochos que he escuchado, su musicalidad
abreva de todos los sonidos jaraneros y su letra es la límpida esencia del
hombre, la mujer, el campo y su circunstancia.
He sido
testigo de las penurias de Ricardo Perry para mantener el proyecto de Los
Cojolites y su proyecto independiente a través del Centro de Investigación y
Documentación del Son Jarocho A.C. Es evidente que su camino no es la búsqueda
del estrellato sino la fortaleza de su cultura como bandera digna. Por eso las
puertas no se les abren tan fácil aunque sean los verdaderos cultivadores del
otro Veracruz, el que no rezumba y suena en los emporios de los medios de
comunicación y sí le da identidad a los veracruzanos.
Por lo
pronto, celebro la nominación de Los Cojolites para obtener uno de los Grammy,
es apenas un justo reconocimiento por
todo lo que han hecho por el son jarocho. Haré caso a “Sembrando flores: “Mi
mamá me dijo / que sembrara flores / que saliera al campo / a buscar amores”.
Eso es sabiduría.
¡Salud
por Los Cojolites!
Conde
de Saint Germain, duque del Sotavento y cargador de leonas. ♦
Por Conde de Saint Germain