Ernesto Priani en la Galería de Arte Contemporáneo de Xalapa |
El filósofo Ernesto Priani estuvo en Xalapa para impartir una serie de cursos sobre diversos soportes digitales, entre ellos la marcación de textos para los estudios humanísticos. Camila Krauss, una entusiasta de la cultura digital, conversó con Priani sobre las nuevas tecnologías y sus variadas aplicaciones. Acerca de esta novedosa experiencia, el comunicador afirma: “Las nuevas humanidades basadas en el uso extensivo de los sistemas de cómputo, aún son una aspiración más que una realidad consolidada en México”.
Ernesto Priani Saisó es filósofo, ensayista, autor,
bloguero, tuitero… un comunicador en toda la extensión de la palabra y a través
de múltiples soportes para la palabra; ninguno de sus roles y/o ocupaciones lo
limitan en su fértil, ligera, avispada y puntual indagación de su tiempo y su
época.
Camila Krauss: Pongámonos en contexto, aunque no sea un
“pongámonos cómodos”… lo digo por todas las suspicacias y fanatismos que puede
despertar la tecnología, especialmente en relación con la cultura… ¿Qué es la
cultura digital?, ¿es un territorio aparte de “otra” cultura… dónde sucede esa
otra cultura, qué la acerca o distancia de la cultura digital?
En efecto, no nos pongamos cómodos. Lo digital en el campo de la cultura y
de la academia, pero incluso en el campo de la vida, todavía ocupa un lugar que
no acabamos de comprender y de asimilar, aun cuando ya lo habitemos. Esto
implica que si bien puede hablarse de una cultura digital no está del todo
claro lo que queremos decir con ello. Digamos que cultura digital puede ser
entendida de dos modos muy generales: primero, como una alfabetización, es
decir, como un proceso de adquisición de habilidades en que se funda una nueva
relación con el mundo. Es un proceso en que se aprende a leer y a escribir
digitalmente, a firmar, a dibujar; en fin, a moverse por el mundo con
herramientas digitales: cámaras, computadoras, teléfonos, plumas, lectores… de
un modo diferente al de la cultura previa, es decir, el de la imprenta.
Segundo, como la producción de una cultura digital en contraposición con una
cultura que podríamos llamar “analógica”. Es decir, la producción de creaciones
literarias, cinematográficas, musicales, etcétera, con instrumentos digitales y
en un ambiente digital. Obras, pues, que no serían posibles en el mundo físico,
sino sólo a través de dispositivos digitales.
En cualquiera de los dos casos, la cultura digital aparece como un
territorio aparte, diferente al mundo en el que vivimos y al que accedemos a
través de interfaces compuestas de pantalla y teclado. Para algunos, se trata
todavía de un lugar distante y extraño, al que se asoman a través de otros.
Pero para varios, ya comienza a ser un mundo integrado, íntimamente ligado al
mundo físico. En todo caso, somos migrantes de un territorio a otro. Y lo somos
todos, incluso los que están naciendo y cuyos padres nacieron todavía en un
mundo sin estos instrumentos. Todos estamos apenas comenzando a viajar.
En México, ¿cómo se atiende a la idea de “nuevas
humanidades”, cuáles son las reflexiones acerca de las “nuevas tecnologías” y
el impacto que causan en comunidades humanas?
Las nuevas humanidades, es decir, unas humanidades basadas en el uso
extensivo de los sistemas de cómputo, aún son una aspiración más que una
realidad consolidada en México. Existe un interés de un sector de la academia y
del mundo cultural por explorar el uso de las computadoras, sus herramientas y
sus metodologías, para aplicarlas a la investigación humanística y la creación
artística. Pero el desarrollo es todavía limitado a algunos proyectos y algunas
iniciativas, como, por ejemplo, las aplicaciones de Blanco y de Muerte
sin fin producidos por Conaculta, como la Biblioteca Digital del
Pensamiento Novohispano (Biblioteca Digital) y el Corpus Histórico del Español de
México (Biblioteca Digital), que se han desarrollado en la
Universidad Nacional Autónoma de México. Estos proyectos forman parte, no de
una reflexión sobre el impacto de las nuevas tecnologías en las comunidades
humanas, sino más exactamente constituyen un aprovechamiento de su uso para la
producción de conocimientos. De hecho, la reflexión sobre el impacto de las
tecnologías en las comunidades humanas es muy amplio, pues abarca cuestiones
económicas, sociales, culturales. Sin embargo, una rama interesante sobre la que
se ha venido reflexionando es el impacto en la creación de conocimientos que
tienen estas tecnologías.
Tú mismo eres un filósofo en la academia y un ente activo
en el espacio virtual, las redes sociales… hace mucho tienes un blog, circulas
podcasts, tuiteas, etc., ¿esto nutre y fomenta una interacción verdadera…? ¿ahí
y así suceden las “nuevas humanidades”?
Así deberían suceder, en efecto, las nuevas humanidades. Como una
utilización de los medios digitales a nuestro alcance para llevar a cabo dos
cosas. Un diálogo abierto entre los humanistas, por una parte, para acelerar y
multiplicar el conocimiento, y un diálogo abierto con la comunidad, por otro,
para comunicar lo que se sabe y generar, en lo posible una participación más
amplia de todos en la discusión, producción y validación de las reflexiones
humanísticas. Es además una forma de crear nuevas redes de investigación y
discusión, y una comunicación del conocimiento humanístico sin más mediación
que la que ejercen los instrumentos para comunicar digitalmente.
Retomo la pregunta de una de tus entradas al blog: ¿Qué
clase de estructura del pensar estamos desarrollando al producir mensajes con
estas características... la fragmentariedad de las redes, la brevedad de un time line
discurriendo…?
Todavía no estoy seguro de qué clase de estructura de pensamiento estamos
desarrollando. Pero me queda claro que estamos modificando dos cosas básicas:
la forma en que leemos y la manera en que escribimos. El hecho de que eso esté
cambiando, implica que poco a poco cambiará también la forma en que formamos
pensamientos y producimos ideas. A mí me queda claro, por ejemplo, que hay una
tendencia a efectuar lecturas transversales y no lineales. A brincar de un
texto a otro. A no detenernos largamente en un ensayo, sino de ir a su fuente
y/o de buscar su continuación en otro lado. Pero también de escribir pensando
en esa forma de leer, buscando dar orientación y direcciones, mucho menos que
concentrando toda la información en un solo texto. Si, como supone Walter Ong,
la escritura generó una conciencia diferente –en relación con la de una cultura
oral– esta modificación en el orden de la escritura y de la lectura terminará
por dar forma a otra manera de comprender los fenómenos.
¿Qué es el “texto digital” y por qué es diferente de un
libro electrónico (si es que lo es)?
El texto digital es una categoría mucho más amplia que la de libro
electrónico. Todo texto que se lee a través de la pantalla de un dispositivo
computacional –celular, tableta, computadora, incluso televisores inteligentes,
es un texto digital. Del más pequeño al más grande. Pero no todos son libros
electrónicos. Yo reservaría para estos dos formatos específicos: los epubs y
las apps, aunque por supuesto, qué cae dentro de la categoría de libro
electrónico es algo que todavía está siendo objeto de una amplia
discusión.
¿Esto que estamos charlando es parte
de la temática que abordas en los cursos que has impartido en la Universidad
Veracruzana?
Bueno, de hecho los cursos que he
impartido en la Universidad Veracruzana tienen que ver un tanto con el texto
digital, pero también con algo de lo que no hemos hablado, hasta ahora: marcado
de texto. Un texto se marca, es decir, se le agregan tags o marcas, que son indicaciones para que sean leídas por el
procesador, precisamente para representar digitalmente un texto. Por ejemplo,
uno marca así la función de un titulo de un texto, para ser representado en una
pantalla: <title>Cien años de soledad</title>. Con esa indicación,
el software de un procesador de palabras o de un navegador de Internet,
reconoce y presenta las palabras marcadas como título, de acuerdo con las
características que le hayamos definido para presentar los títulos. HTML como
XML, son dos lenguajes representar el texto digitalmente. Hay, para el campo
específico de las humanidades, una herramienta de representación digital del
texto que constituye un estándar y que se usa, lo mismo para representarlo que
para estudiarlo. Ese estándar es TEI (Text encoding iniciative – Iniciativa
para el marcado de textos) que son más
de 500 marcas en XML, que sirven tanto para describir manuscritos, como para
identificar datos, hacer comentarios, y un largo etcétera. La Biblioteca
Digital del Pensamiento Novohispano usa TEI y los cursos que he dado en la
Universidad Veracruzana han sido textos prácticos para el marcado de textos y
la aplicación de esta herramienta para su estudio y representación digital.
“Sed fugitare decet simulacra…”
¿qué proclamas bajo esta frase latina en tu blog… de quién es?
Es una frase, “Más conviene huir de esas imágenes”, tomada de Sobre la naturaleza de las cosas de
Lucrecio. Que aparece en este contexto: Sed fugitare decet simulacra et pabula amoris absterrere sibi atque alio
convertere mente et iacere umorem collectum in corpora quaeque nec retinere,
semel conversum unius amore, et servare sibi curam certumque dolorem. (Más
conviene huir de esas imágenes y ahuyentar de sí el alimento del amor, y
dirigir el espíritu a otra parte y arrojar el humor acumulado sobre cualquier
otro cuerpo, sin reservarlo, atraído por el amor de una sola, conservando para
sí una inquietud y una pena seguras.)
Se trata de una advertencia a huir de las imágenes de la amada vaciándose
“en cualquier cuerpo”, para liberarse de la atadura a una sola. Yo la entiendo,
sin embargo, como una advertencia a no dejar que la mente quede sometida al
dominio de una imagen. Siendo Internet el paraíso de las imágenes y de los
simulacros, de las representaciones, bajo esta frase presento en mi blog
reflexiones que buscan romper ataduras que dejan fijas las ideas, impidiendo
que el pensamiento fluya.
¿Por qué la biblioteca, en el imaginario de la humanidad,
no se extingue y, al contrario se complejiza?
La biblioteca es un símbolo profundo de la sabiduría escrita. Representa
desde la acumulación del saber hasta el laberinto de todas sus posibilidades.
No desaparece porque el conocimiento sigue teniendo su fuente ahí. La
preservación del saber, de la identidad, de la historia del pensamiento está
precisamente atada a ella. Finalmente, la biblioteca no es únicamente un lugar
donde están reunidos y a disposición libros, es un espacio de estudio, y en
buena medida el laboratorio –si es que es posible llamarlo así– de las
humanidades y, por extensión, de la humanidad.
Si los recursos energéticos se agotan, ¿de qué habrán
servido las “nuevas tecnologías”, las “nuevas humanidades”?
Probablemente de nada. Pero a lo mejor, es una
simple especulación, de generar formas más compactas de conservar todo el saber
que permitan sobrevivir a ese saber después del desastre. ♦Por Camila Krauss