Kun Woo Paik |
Concluyó el
Festival Internacional Cervantino en
su emisión del 40 aniversario. En materia musical, el festival “se vistió de
luces” al incluir participaciones de
relevancia como la de Riccardo Muti con la Chicago Simphony Orchestra; Arvo
Pärt y la Orquesta de Cámara de Tallin, con el Coro Filarmónico de Cámara de
Estonia; el gran pianista Kun Woo Paik, así como el Cuarteto Latinoamericano y
Na’Rimbo, espléndido ensamble comandado por el percusionista chiapaneco Israel
Moreno, entre otros.
Como cada año, la música actual de concierto fue
ofrecida en sesiones que mostraron la no poca diversidad de tendencias y
dimensiones distintas de los procesos creativos tanto como técnicos del sonido
y su resultante que, bajo esquemas asimismo diferentes, abordan los compositores
de hoy.
Entre ellas, una que también ratificó alcances de
evidente calidad interpretativa (sin embargo, con la pena de una difusión
escasa), fue la del Ensamble Nuevo de México, con cuyo director fundador y titular, Miguel Salmón del Real, han venido
desarrollando una labor en donde el eje principal –o uno de ellos– es, sobre
todo, propiciatoria de la creación. Es así como ha logrado incrementar de forma
considerable el que al día de hoy constituye nuestro patrimonio musical.
De tal manera, Salmón del Real y su Ensamble dieron
origen a un proyecto por demás interesante al invitar a compositores mexicanos
para componer piezas de formato pequeño, miniaturas, en donde la consigna se
bifurca exclusivamente en dos apartados: un máximo de dotación (siete
intérpretes) y, precisamente, un máximo de duración (no más de 3 a 4 minutos).
Por lo demás, el campo de libertad es hasta donde la capacidad imaginativa de
los compositores pueda llegar.
Así, Ensamble Nuevo de México participó con un par
de programas, el primero, “Música mexicana del siglo XXI”, con S.O.S
(versión 2010) de Enrico Chapela (1974), y los estrenos mundiales de obras
comisionadas por el festival: Caída de Marcela Rodríguez (1951), y Kuanasi
Urato de Edgar Barroso (1977). “21 compositores en 21 miniaturas” fue el
título del segundo, de relevancia mayor por varias razones.
Si bien el trabajo creativo de obras en formatos
pequeños y de aquellas en formatos mayores poseen complejidades propias –tal vez
ninguna más que la otra, simplemente diferentes–, la idea de construir
arquitecturas musicales de muy corta
duración no es, como alguien dijo, “un alivio para el compositor”. Al
contrario, con frecuencia el trabajador creativo del arte de sonidos y silencios
suele enfrentarse, en principio, ante estos casos, con la dificultad de cómo
condensar la intencionalidad –propuesta artística– así como los parámetros de
los objetivos expresivos (cuando los hay).
Es entonces que el compositor a veces entra en una
suerte de arduo proceso dialéctico-musical, y no es necesariamente fácil llegar
a buen fin en donde el discurso musical no sea otro que el de una sintaxis
fluida, clara, equilibrada… solvente en su totalidad.
En el concierto “21 compositores en 21 miniaturas”,
cada compositor hizo suyo el reto dando por resultado la agudeza de
tratamientos distintos de la materia sonora, en donde oficio lo mismo que
habilidad técnica se pusieron de manifiesto desde posiciones estéticas (algunas
lúdicas) diferentes haciéndose patente proporcionalidad de oficio y trayectoria
generacional.
De tal manera, por el peculiar tratamiento de los
materiales, por la solución formal de la arquitectura miniaturística, y
con todo ello, por la direccionalidad propositiva, sobresalieron, entre otras: Lucha
de Juan Cristóbal Cerrillo (1977); Circus de Horacio Rico (1957); Lacrymosa
II de Javier Torres Maldonado (1968), Mini-minis núm. 5 de Fernando
Cataño (1928), y Minder is meer del propio Salmón del Real (1979).
Con elocuente solvencia y disciplina, director (por
cierto, recientemente nombrado titular de la Orquesta Sinfónica del Estado de
Michoacán) e integrantes del Nuevo Ensamble de México ofrecieron versiones
sólidas y fieles a las ideas de los compositores. Los músicos son: Yadira Guevara,
flautas; Rodrigo Garibay, clarinetes-saxos; Omar Guevara, violín; Román
Castillo, viola; Natalia Pérez Tourner, cello; Carlos Adriel Salmerón, piano, y
Óscar Sánchez en las percusiones.
Insistir en que una organización como es la del
Festival Internacional Cervantino focalice también en su agenda de difusión en
parámetros de prioridad conciertos como este, es fundamental para garantizar la
oferta diversa musical del festival y su encuentro con el destinatario asimismo
(más) diverso. ♦