De madera y de
poesía… de ternura y papel
Ver a un señor
serio, respetable y con canas jugar y contar historias con muñequitos, me hace
pensar que todavía tenemos esperanzas de salvarnos como especie. El año pasado
lo vi con su Oso que no lo era y pensé en el futuro de la humanidad.
Este
año Carlos Converso nos brinda Viaje alrededor de los títeres,
acompañado por dos excelentes titiriteros, Imelda García y Rubén Reyes, donde
por medio de escenas o actos cortos hace un recorrido por diversas posibilidades
de creación y manipulación de los títeres; entre ellas podemos mencionar la
manipulación directa, títeres de sombras, guiñol, marionetas o de hilo y bocón.
El
maestro regresa a lo más simple, no por ello menos difícil y hermoso en cuanto
a la producción de espectáculos con títeres. Excelente oportunidad para
refrescarnos de tanta copia y repetición en el ambiente titeril xalapeño (el
tema es tan extenso que daría para otra entrega, me reservo el derecho, pido
mano). Así como de platicar con él y tratar
de descubrir por qué a estas alturas del partido sigue jugando con los
muñequitos; si no, al menos que permita asomarnos a sus afanes.
El
espectáculo está pensado para que funcione indirectamente como algo didáctico
(¿el teatro puede dejar de serlo?), donde se mostrarían las bondades de estos pedazos
de madera y de poesía… de ternura y de papel destacando sus posibilidades
como una herramienta múltiple donde exista un mensaje, sea entretenida, poética
y misteriosa. En fin, donde se revelaría un panorama harto diverso de
diferentes técnicas y maneras de decir las cosas. De esta manera pudimos
constatar que estas criaturas del arte popular, hechas por las manos del
titiritero, para sus manos, para la alegría y la paz nos ofrecen
posibilidades casi ilimitadas (el límite sería la propia imaginación del
creador) donde puede ocurrir lo que sea.
Hace
más de 40 años que Carlos Converso se asomó a este mundo de magia en una
escuela de teatro de Argentina, donde su maestro, Javier Villafañe, lo inició
por esa vena que recorre todo el mundo, donde los títeres son seres que siempre
han estado (y ojala siempre estén) en contra del poder y la autoridad. Por
suerte para nosotros, Carlos se instala, después de un recorrido por nuestra
América (la latina), en Xalapa, ya decidido a continuar con este arte (que era
considerado como menor, ¿así lo consideraban porque pensaban que sólo
era para niños?) que hoy desemboca en su último Viaje…
Sus
objetivos se ven muy claros en el espectáculo: tiene una estructura tradicional
(actos breves), es absurdo, imaginativo, simbólico, metafórico, grotesco. Me
cuenta que todavía le falta y quiere incluir otro número más. Quiero recalcar
la limpieza del trazo y la manipulación durante todo el espectáculo, así como
la colocación de la voz (el titiritero requiere de un espectro más amplio y
versátil que el actor convencional), que lo hace parecer muy sencillo, pero
requiere de habilidad técnica y destreza. Vaya, se ve tan fácil que dan ganas
de hacer espectáculos de títeres.
Disfruta
con la cátedra de títeres que imparte actualmente en la Facultad de Teatro
(vaya, una buena), porque siente la necesidad tanto de poder continuar formando
de manera profesional a los futuros titiriteros (¿si no lo hace él, quién?),
como de reafirmar de una buena vez por todas que para nada es un arte menor…
sólo es teatro de títeres.
El
maestro en este montaje nos recuerda el qué, cómo y para qué hacer esto; ya va
siendo hora que surjan los nuevos maestro de verdad y a él lo dejamos que
continúe con su viaje y nos cuente más historias que guarda celoso dentro de su
caja de muñecos. También le hace falta un homenaje y reconocimiento por parte
de todos los que fuimos y seguimos siendo sus alumnos (de las autoridades
en la materia no podemos esperar nada bueno, ya se vio). ♦
Viaje alrededor de los títeres de Carlos Converso. Con Imelda García,
Rubén Reyes y Carlos Converso.
Por Cuitláhuac Pascual