Para conmemorar los 70 años de la
fundación de la Universidad Veracruzana, calificada como la mejor universidad
en el sureste de México y considerada entre las veinte mejores de la nación
según varios rankings, la editorial de dicha institución publicó Universidad
Veracruzana, 70 años. Una iconografía, proyecto que, editado por Alberto
Tovalín Ahumada y Édgar García Valencia, nos lleva de la mano por un recorrido
iconográfico desde la fundación de la universidad hasta la creación de la Sala
Tlaqná y otros recientes hitos. El contexto a estas series de imágenes es
proporcionado por la rectora Sara Ladrón de Guevara y otros miembros de la
universidad que han formado, desde las aulas o las oficinas administrativas, a
varias generaciones de universitarios, como Esther Hernández Palacios, Raciel
Damón Martínez, José Luis Martínez, Carmen Blázquez Domínguez, Ricardo Corzo
Ramírez y José Manuel Velasco Toro, entre otros.
El
libro se encuentra dividido en nueve partes y un dossier fotográfico que
desde distintos frentes relata la historia de la construcción, desarrollo,
actividades académicas, culturales y editoriales de la Universidad Veracruzana,
así como sus rectores, reglamentos internos y las leyes externas que la han
determinado y acompañado en su camino hacia la autonomía, que conseguiría hace
apenas 18 años; el tono general de estos textos lo pone la rectora en su
introducción: de lo que se trata es de rescatar, y a la vez crear, un pasado en
el que se relacionan armónicamente individuo, universidad, sociedad, nación,
tradición e innovación al que la Universidad Veracruzana pertenece y debe
defender, reivindicándose a sí misma, y a la educación pública y autónoma, como
base de la vida democrática de Veracruz y la nación.
Destaca
por su rigor el texto de Octavio Ochoa Contreras y Luz Angélica Gutiérrez
Bonilla, “Los espacios de la Universidad Veracruzana: una lectura histórica”,
que además de revisar las condiciones de posibilidad necesarias para la
creación de una universidad en el estado de Veracruz (históricas, jurídicas,
económicas y burocráticas), como las adiciones a la Constitución Política de
Veracruz y la creación del Departamento Universitario del gobierno de Veracruz,
nos guía por cada uno de los espacios que desde el 11 de septiembre de 1944 han
dependido directa o indirectamente de la UV.
En el texto, Ochoa Contreras y Gutiérrez Bonilla resaltan una de las
características por las que la Universidad Veracruzana es reconocida: su
descentralización, misma que en su primer periodo de crecimiento (1944-1968) le
permitió una expansión geográfica y un incremento exponencial en su número de
sedes y en su oferta educativa, creando así una red estatal de escuelas de
educación técnica, secundaria, de bachilleres (públicos y privados e
incorporados), ubicados en ciudades medianas y pequeñas de la entidad, así como
colegios de educación profesional. Una segunda época de expansión de la UV,
previa a la de posicionamiento (1983-1996) y a la de su autonomía en 1997, la
ubican los autores entre 1969 y 1983, cuando de la mano del Estado, la
Subsecretaría de Educación Superior e Investigación Científica (SESIC) y la
Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior
(ANUIES), las universidades se enfocaron más en ampliar y reforzar su oferta
académica y menos su territorio, teniendo como resultado un aumento en los
lugares ofertados por estas instituciones; como resultado de esto, afirman los
autores, para 1975 la UV absorbía el 95% de la demanda de educación superior
del estado, contando con una matrícula que oscilaba los 51 000 alumnos.
El
trabajo de investigación iconográfica a cargo de Jorge Acevedo y Alberto
Tovalín Ahumada, auxiliados en la catalogación por Anna Koriat y Alfonsa
Sequera, hicieron posible un dossier de 124 páginas con fotografías,
monocromáticas y a color, divididas en tres secciones (Tradición, Innovación,
Comunidad). La primera, muestra un recorrido histórico por los personajes,
documentos y lugares que han jugado un papel fundamental para construir la
Universidad Veracruzana como la conocemos hoy (allí encontramos rostros
familiares, como los de Siqueiros, Pitol, los maestros Ramón Rodríguez, Emilio
Carballido y Francisco Beverido, entre otros); la segunda sección se centra en
los atractivos arquitectónicos de la universidad, así como sus instalaciones
dedicadas a la investigación científica y el resguardo del acervo
bibliográfico; cierra con una sección que busca retratar a la comunidad
universitaria de todo el estado, así como resaltar algunos de sus logros
nacionales y en el extranjero.
Universidad
Veracruzana, 70 años. Una iconografía no sólo es excelente
compañía para cualquiera que, habiendo
pertenecido a esta institución, acostumbre voltear a sus días de
estudiante con nostalgia y un poco de melancolía, también es excelente para
comprender el desarrollo de esta institución, así como calcular hacia dónde
planea dirigirse. ♦
Universidad Veracruzana, 70 años. Una
iconografía, Universidad
Veracruzana, Xalapa, 2014, 349 pp.
Por Josué Castillo