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¡Mamááá! ¡Von Trier es un sádico! |
Oscar García nos reseña la primera parte de la
película Nymphomaniac, escrita y dirigida por Lars Von Trier, quien busca con
ésta desentrañar el misterio de la
masculinidad y lo femenino.
Y cuando digo que todavía estás
en mí
tu mueres cuando yo lo quiero.
Führe mich (Guíame)
Rammstein
Como en una
obra de teatro, dos personajes, una cama, tazas de té, una grabadora de cinta
que nos remite a los años ochenta, libros, un cuadro que nos observa escondido
detrás de un armario. Von Trier deja que Seligman (Stellan Skarsgard) y Joe
(Charlotte Gainsbourg) tejan una red de analogías y figuras con respecto a la
ninfomanía y, por ejemplo, la pesca con mosca...
Escrita por
un hombre (Von Trier) para desentrañar el misterio de la masculinidad y lo
femenino, como en la pequeña discusión sobre tenedores y pasteles que se
levanta a unos minutos de empezada la película, el director basa sus capítulos
en fragmentos de la conversación, desde la referencia bibliográfica del primer
capítulo, pasando por la música de Bach, la teoría numérica de Fibonacci o
Edgar Allan Poe y su delirio. La película se sostiene como charla entre dos
personajes, pero el director nos lleva más allá, y más que en un afán gráfico
(o pornográfico como lo podrían ver algunos), o en un deseo planificador de la
película, nos muestra imágenes desde la mente de Joe o de Seligman, con tintes
y filtros que nos ayudan a entender el crecimiento y la pérdida de proporción,
un viaje al inframundo de los sentimientos.
En Nymphomaniac
vol. 1 nos concentramos en ver cinco edades de Joe, muy pequeña en las tres
primeras, pero como mujer madura y mujer joven en sus dos representaciones
primordiales, Stacy Martin le da cuerpo, saliva y fluidos a una Joe entre los
15 y los veintitantos, que experimenta lo que la Joe adulta explica, la
necesidad de satisfacción se hace presente y se multiplica con cada vuelta de
tuerca en su vida, como una enorme colección de penes a cuya caza se lanza
nuestra heroína.
Una escena
para el panteón fílmico es la de la señora H, con Uma Thurman como la
desquiciada mujer-madre-de-tres que irrumpe en el departamento de Joe para
conocer a la “amante”, el texto y los sucesos que se narran resultan en una
enorme tensión que sostiene la Thurman al ser el único personaje que habla,
además su actuación, sus movimientos se encuentran en una galaxia muy distinta
a la de sus líneas, destaca la actuación de Stacy Martin tan lejana y ausente,
secuencia digna de guardar para la posteridad.
Shia
LeBeouf es Jerome el objeto de deseo, el ingrediente secreto de Joe, una
ensoñación para ella al mismo nivel que la que crea de su padre, los hombres
amados que tiene en su corazón, pero llegado el momento su corazón crea una
coraza tal que le impide sentir y disfrutar para convertirse lentamente en la
peor persona del mundo, como ella se intenta definir ante Seligman.
En el cine
hay una línea, una especie de no man’s land en la cuestión sexual, es la
línea que divide el erotismo y la pornografía con una genitalidad evidente y,
en el caso del erotismo, sugerida; ya en otras cintas de Von Trier vemos esa
línea desvanecerse al máximo, hasta casi desaparecer, lo “porno” adquiere otra
dimensión, las escenas de genitalidad son contrapunto o catalizador para
momentos realmente íntimos en la narrativa, causas que empujan la historia
hacia adelante y por lo tanto pierden gratuidad como en el cine pornográfico;
para Von Trier el objeto de hacer cine es acercarse a la realidad, por fuerte o
caótica que parezca, y aun así en diversas entrevistas los actores y actrices
envueltos en esta cinta han planteado el uso de prostéticos y artilugios para
evitar la etiqueta de sexo real en el set. El abismo se reduce.
Nymphomaniac
Vol. 1 podría catalogarse de diversas
maneras: un estudio psicoanalítico, una vuelta al pasado, una película de sexo
explícito, no sé, pero lo que sí me queda claro es la pelea que se libra en el
terreno del kitsch, donde la mierda, el semen y los fluidos vaginales no
se ocultan sino que sirven a la narrativa, una narrativa rica en referencias
intelectuales pero imágenes de una carnalidad fría y aplastante, fotografiadas
por el cineasta chileno Manuel Alberto Claro, con una luz suave y reflexiva,
con el uso de blanco y negro de alto contraste, con cambios en el aspect
ratio entre 2.85:1 y 1.85:1, y la textura de la película o el negativo
digital, pues Nymphomaniac ha sido rodada en formato digital utilizando
la tecnología SxS Pro de Sony.
En el
capítulo de la polifonía sexual de Joe, cuando se da cuenta y entiende su
carencia de sentimientos ante el objeto de su deseo, la película se detiene, se
cae como la casa de Usher, y sí, podemos anticipar que lo que viene no será
grato. Bienvenidos al volumen II, pero esa ya será otra historia, otro lienzo,
otra reseña.♦
Dos
imágenes un solo marco
un cuerpo
pero dos nombres
dos mechas,
una vela
dos almas
en un solo corazón
guíame,
sostenme
yo te
siento
¡No me
dejes!
Yo no te
dejo.
Führe mich
(Guíame)
Rammstein
Por Oscar García