Las edades de Joe


Publicado porJosé Homero el 9:48 p.m.

¡Mamááá! ¡Von Trier es un sádico!
Oscar García nos reseña la primera parte de la película Nymphomaniac, escrita y dirigida por Lars Von Trier, quien busca con ésta desentrañar el misterio de la masculinidad y lo femenino.


Y cuando digo que todavía estás en mí
tu mueres cuando yo lo quiero.

Führe mich (Guíame)
Rammstein

Como en una obra de teatro, dos personajes, una cama, tazas de té, una grabadora de cinta que nos remite a los años ochenta, libros, un cuadro que nos observa escondido detrás de un armario. Von Trier deja que Seligman (Stellan Skarsgard) y Joe (Charlotte Gainsbourg) tejan una red de analogías y figuras con respecto a la ninfomanía y, por ejemplo, la pesca con mosca...
Escrita por un hombre (Von Trier) para desentrañar el misterio de la masculinidad y lo femenino, como en la pequeña discusión sobre tenedores y pasteles que se levanta a unos minutos de empezada la película, el director basa sus capítulos en fragmentos de la conversación, desde la referencia bibliográfica del primer capítulo, pasando por la música de Bach, la teoría numérica de Fibonacci o Edgar Allan Poe y su delirio. La película se sostiene como charla entre dos personajes, pero el director nos lleva más allá, y más que en un afán gráfico (o pornográfico como lo podrían ver algunos), o en un deseo planificador de la película, nos muestra imágenes desde la mente de Joe o de Seligman, con tintes y filtros que nos ayudan a entender el crecimiento y la pérdida de proporción, un viaje al inframundo de los sentimientos.
En Nymphomaniac vol. 1 nos concentramos en ver cinco edades de Joe, muy pequeña en las tres primeras, pero como mujer madura y mujer joven en sus dos representaciones primordiales, Stacy Martin le da cuerpo, saliva y fluidos a una Joe entre los 15 y los veintitantos, que experimenta lo que la Joe adulta explica, la necesidad de satisfacción se hace presente y se multiplica con cada vuelta de tuerca en su vida, como una enorme colección de penes a cuya caza se lanza nuestra heroína.
Una escena para el panteón fílmico es la de la señora H, con Uma Thurman como la desquiciada mujer-madre-de-tres que irrumpe en el departamento de Joe para conocer a la “amante”, el texto y los sucesos que se narran resultan en una enorme tensión que sostiene la Thurman al ser el único personaje que habla, además su actuación, sus movimientos se encuentran en una galaxia muy distinta a la de sus líneas, destaca la actuación de Stacy Martin tan lejana y ausente, secuencia digna de guardar para la posteridad.
Shia LeBeouf es Jerome el objeto de deseo, el ingrediente secreto de Joe, una ensoñación para ella al mismo nivel que la que crea de su padre, los hombres amados que tiene en su corazón, pero llegado el momento su corazón crea una coraza tal que le impide sentir y disfrutar para convertirse lentamente en la peor persona del mundo, como ella se intenta definir ante Seligman.
En el cine hay una línea, una especie de no man’s land en la cuestión sexual, es la línea que divide el erotismo y la pornografía con una genitalidad evidente y, en el caso del erotismo, sugerida; ya en otras cintas de Von Trier vemos esa línea desvanecerse al máximo, hasta casi desaparecer, lo “porno” adquiere otra dimensión, las escenas de genitalidad son contrapunto o catalizador para momentos realmente íntimos en la narrativa, causas que empujan la historia hacia adelante y por lo tanto pierden gratuidad como en el cine pornográfico; para Von Trier el objeto de hacer cine es acercarse a la realidad, por fuerte o caótica que parezca, y aun así en diversas entrevistas los actores y actrices envueltos en esta cinta han planteado el uso de prostéticos y artilugios para evitar la etiqueta de sexo real en el set. El abismo se reduce.
Nymphomaniac Vol. 1 podría catalogarse de diversas maneras: un estudio psicoanalítico, una vuelta al pasado, una película de sexo explícito, no sé, pero lo que sí me queda claro es la pelea que se libra en el terreno del kitsch, donde la mierda, el semen y los fluidos vaginales no se ocultan sino que sirven a la narrativa, una narrativa rica en referencias intelectuales pero imágenes de una carnalidad fría y aplastante, fotografiadas por el cineasta chileno Manuel Alberto Claro, con una luz suave y reflexiva, con el uso de blanco y negro de alto contraste, con cambios en el aspect ratio entre 2.85:1 y 1.85:1, y la textura de la película o el negativo digital, pues Nymphomaniac ha sido rodada en formato digital utilizando la tecnología SxS Pro de Sony.
En el capítulo de la polifonía sexual de Joe, cuando se da cuenta y entiende su carencia de sentimientos ante el objeto de su deseo, la película se detiene, se cae como la casa de Usher, y sí, podemos anticipar que lo que viene no será grato. Bienvenidos al volumen II, pero esa ya será otra historia, otro lienzo, otra reseña.

Dos imágenes un solo marco
un cuerpo pero dos nombres
dos mechas, una vela
dos almas en un solo corazón
guíame, sostenme
yo te siento
¡No me dejes!
Yo no te dejo.

Führe mich (Guíame)

Rammstein



Por Oscar García

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