El martes 9
de agosto se derribó por encomienda del Ayuntamiento de Xalapa la
araucaria ubicada a la entrada del mercado Alcalde y García, a un
costado del atrio de la iglesia de San José, en el barrio homónimo.
Héctor Hernández Andrade, responsable de Medio Ambiente en el municipio
de Xalapa, quien durante el sexenio de Fidel Herrera Beltrán fue
director general Forestal en la Secretaría del Desarrollo Agrario
(Sedarpa), encaró las críticas exponiendo que la araucaria estaba
moribunda. De acuerdo a Hernández Andrade la araucaria, muerta
internamente, carecía suficiencia de nutrientes además de estar plagada.
La culpa: el arriate de cemento impedía la apropiada irrigación de las
raíces. Convertido en centro de atención, el señor Hernández aprovechó
para anunciar más talas pues la mayoría de los árboles en Xalapa que se
encuentran en calles y avenidas, de acuerdo al funcionario, amenazan la
integridad de los transeúntes. Anticipa su meta como funcionario:
derribar la mitad de los 27,000 árboles que existen en la ciudad. Asunto
es de biólogos y ecologistas convalidar o refutar los argumentos del
responsable de cuidar el medio ambiente en Xalapa.
Hernández
Andrade ha ido más allá. Ha dicho que las administraciones municipales
anteriores no razonaron en la plantación de árboles. Si ello es verdad
uno se pregunta: ya que él estuvo en la Sedarpa, por qué no corrigió los
actos de David Velasco, quien plantó varios árboles.
En
lo que respecta a remover árboles es otro asunto, ya que muchos de
estos árboles son añosos. Acaso Hernández Andrade debería dialogar con
los grupos ecologistas que se oponen a esta tala que ya se está llevando
a cabo en la ciudad de manera subrepticia, para evitar más críticas.
Ahora propone un Museo del Árbol. Como quien dice, Muerto el niño… Y en
una medida que si no fuera grosera resultaría hilarante anuncia que
plantarán una nueva araucaria donde estaba la anterior. ¿Pus no que eran
exóticas y no merecían ocupar el suelo xalapeño…?
El Xochimilco de la niebla
El
presente nos está demostrando, día a día, que ya no es posible imponer
actos de manera autoritaria. En el caso de la tala debió de efectuarse
un estudio de la situación de los árboles en Xalapa y presentarla,
difundirla a la urbe, para que los ciudadanos de Xalapa y las
organizaciones de defensa ecologista conocieran el informe y discutieran
su pertinencia. También para que la sociedad evaluara y eligiera la
solución más adecuada. En vez de eso, el Ayuntamiento, o la alcalde o
Hernández, decidieron que la mejor medida era cortar, podar y convertir
la plantación en suplantación al dejar macizos de flores en vez de
árboles.
En
las principales avenidas de la ciudad se están sustituyendo los árboles
centenarios por arriates con maceteras. Sí, muy bonitos, pero el
xalapeño quiere a sus árboles. Hernández, vocero de Elizabeth Morales,
ha dicho incluso que convertirán la ciudad en un nuevo Xochimilco, con
macetas y flores por doquier, lo que insisto, si no fuera lamentable, se
pensaría que es una línea de comedia, una ocurrencia de Eugenio Derbez
para Ciudad Peluche.
Habría
que indagar en las nociones de la belleza de nuestra alcalde. La
belleza en una ciudad no la detentan las flores. Los árboles son en sí
bellos y si algo ha distinguido a Xalapa es la profusión frondosa de sus
camellones y parques. Los árboles, hay que decirlo, dan sombra y
guarecen de la lluvia; condiciones climatológicas extremas que
paradójicamente coexisten en Xalapa. Tan si no fuera suficiente, la
nuestra es una ciudad serrana, no una villa lacustre. El corte de los
árboles vetustos puede evitarse de contar con un programa de sanidad
vegetal. La solución no es derribar árboles y plantar otros; sería como
asesinar a los enfermos y entregarle un bebé a los deudos. Como las
personas, los árboles no son sustituibles. Un programa de protección
vegetal no requiere una inversión ingente. Sólo estudios y medidas
oportunas. Los recursos del Ayuntamiento de Xalapa se han aplicado y
continúan aplicándose a medidas y acciones no perentorias. La salud de
los árboles es un asunto ciudadano. Debemos exigir que se instauren
programas de revisión y protección para evitar que la tala anunciada
continúe.
Como
se había hecho anteriormente con otro árbol, el ahuehuete situado en la
Plazuela del Carbón, en Revolución, se debió rescatar el árbol,
protegerlo y mantenerlo como testimonio; monumento histórico viviente.
La importancia histórica
A
juzgar por las declaraciones del señor Hernández colijo que en el
Ayuntamiento muchomucho no saben de la historia de Xalapa. Reseño
entonces la importancia histórica de la araucaria. En ocasión del cuarto
centenario del Descubrimiento de América, el embajador de Chile en
México regaló a Porfirio Díaz un cargamento de araucarias, quien las
distribuyó por todo el país. Cuatro de ellas se entregaron al gobernador
Juan de la Luz Enríquez. Una de ellas se plantó en el Parque Juárez,
las otras en los atrios de iglesias de Xalapa. Ignoro si esta araucaria
hoy muerta fue una de ellas, ya que el atrio de la parroquia de San José
se ha modificado. Con todo, era un árbol con más de cien años de
antigüedad –no setenta, como dijo Hernández Andrade, quien ignora que la
biología tiene estrecha relación con la historia–, por lo que cabe
considerarlo un monumento natural enclavado en un espacio histórico. En
el mismo sitio, justo detrás de la iglesia, hay un obelisco que
conmemora la gesta de dos militares, Ambrosio Alcalde y Antonio García,
quienes combatieron contra las tropas norteamericanas que habían
ocupado Xalapa en 1847. San José, en especial esa zona que diríase es el
centro del barrio, es una zona cargada de memoria y es por ende un
recinto histórico.
Dicen
los locatarios, cuentan los vecinos, filtran los funcionarios, que se
derribó la araucaria centenaria para mayor ganancia que no gloria de los
empresarios que instalarán sus negocios en la denominada Plaza Gourmet.
Sería un acto de mezquindad y ruindad. Los propietarios del Bola de
Oro, Asadero Cien no han opinado, por aquello de que calladitos se ven
más bonitos y el que se mueve sale de la foto. O de la plaza. Elizabeth
Morales ha argüido que ella no concibió la Plaza Gourmet, que se trata
de un proyecto de Velasco Chedraui, quien no pudiendo convertir la Plaza
Lerdo en una plaza de bares, como se lo proponía, se resignó a llevar
su música y sus chelas a San José.
Varios medios, como La Jornada Veracruz,
acotaron que ha sido Morales quien ha ofrecido las concesiones de esta
plaza, no Velasco. Pocos han reparado que Elizabeth Morales tiene
presencia en ese barrio: desde el loft en el que durante años funcionó
una mueblería se coordinó su campaña. Más aún, en el último año San José
se ha convertido en cuartel de invierno de priistas. Desde ahí han
operado organizaciones juveniles, comités, organizaciones amigas.
Un emblema del barrio
La
araucaria era un emblema del mercado de San José y del barrio mismo.
Los comerciantes expresaron a varios medios su molestia. Los vecinos
denunciaron el suceso a través de cartas, ya que la tala había pasado
inadvertida. Ocurrió una pequeña alharaca en torno al hecho y cosa
extraña el acto atrajo prensa a nivel nacional. Si la medida arbitraria
afectó la vida de un ser, no menos cierto es que ni antropólogos ni
historiadores se han manifestado para externar su deliberación acerca de
la manipulación de un lugar histórico. Pareciera que a nadie le importa
preservar a ese espacio, que atestigua la resistencia a la colonización
y que es parte no sólo de la historia de Xalapa sino de México. No
sorprendería que en lugar del obelisco se instauraran unos arcos de
McDonald. Al menos constataría coherencia en los actos públicos.
Argüir,
como lo hizo Hernández Andrade, que la tala de la araucaria se debió a
que estaba podrida y constituía una amenaza, atribuir al exotismo de su
origen las pocas defensas contra las plagas, es ignorar la historia y la
literatura. Se sabe: nuestros políticos no leen y desconocen la
historia. Querer convertir a una ciudad en epicentro del turismo
cultural sin saber qué es lo que la convierte en culta es un disparate.
Basta recordar que ya Salvador Díaz Mirón cantó en Lascas a la araucaria que se encuentra frente al Parque de Los Berros.
De
descubrirse que el verdadero motivo de la muerte de la araucaria fue
facilitar las ganancias de este grupo de empresarios, a quienes amamos
los árboles, a los vecinos de San José, a los xalapeños conscientes nos
queda la opción de no acudir a esa plaza y aun de vetar el consumo de
los productos que expenden ahí y en otros locales. Y difundir en Xalapa y
fuera de ella que en la Ciudad de las Flores prefiere matarse un árbol
que rescatar o preservar la vida. ♦