Como parte de Mayo Fotográfico, la galería AP presenta
Ensayo para Carlitos de Hildegart Oloarte. Sobre este registro
fotográfico de niños que padecen cáncer, Omar Gasca escribe de la autora:
“Fundamentalmente ella hace ensayos, pero no a partir de un aparato documental
sino creándolo, apostando con sistema o asistemáticamente en ellos toda clase
de reflexiones…”
Ensayo para Carlitos, exposición
fotográfica de Hildegart Oloarte, se inauguró el 28 de mayo y estará hasta el
13 de junio en la galería AP de la Facultad de Artes Plásticas de la
Universidad Veracruzana. Es parte del festival Mayo Fotográfico 2014 y consiste
en una serie de fotografías sobre niños y adolescentes de bajos recursos con
cáncer, tomadas en el Hospital Comunitario en Coatzacoalcos, Veracruz, entre
otras ideas con la intención “necesaria” de “hacer visible lo que ya existe, lo
que la sociedad no ve o no quiere ver por miedo o negación”, de acuerdo con las
palabras de la autora. Los retratos, sin duda conmovedores tanto por la
naturaleza de la imágenes cuanto por la información que las rodea, son
conectores que acercan al dolor y al sufrimiento y que llaman a la conciencia
individual y social a efecto de crear sensibilidad y empatías y solidaridades.
Hay que conocer el problema, reconocerlo y luego gestionar y contribuir al
establecimiento de puentes por los cuales transite la esperanza e idealmente
conduzcan a la alegría. No sólo es asunto de ellos o de aquéllos,
exclusivamente de médicos o de hospitales. Educación, políticas, leyes,
infraestructura, funcionarios eficaces, competentes, sí, pero también las personas
de todos los días, la sociedad civil.
Las
imágenes de gran formato, realizadas por partes mediante sublimación sobre
tela, con tenues y hasta importantes variables en las impresiones fragmentadas,
acentúan por estos hechos el dramatismo de los rostros, que sin decirlo dicen
los costos emocionales y físicos del trance, a veces con los ojos bien
abiertos, enormes, expresivos, y una sonrisa, a veces con la duda en el
entrecejo o en medio de un sueño habitado quién sabe de qué. La luz es
ambiental en la toma es como es. No hay reflectores que agredan.
Sobre
aquéllas, Damián Alcázar dice que “Hildegart nos muestra la mirada de los niños
plena de amor, de sueños de futuro, de vida que se va, que se trunca, que se
aletarga… dolorosa”. Alcázar se
pregunta: “¿existe Dios?” Y piensa, como seguramente muchos de nosotros, en los
padres, en su dolor, en su angustia, en sus propias preguntas, pero también en
las causas: en la alimentación, en el ambiente, en los productos que consumimos
para todo efecto; en nuestros sistemas de salud.
Negada
a hacer más de lo mismo, apasionada con lo suyo, obstinada hasta antes y
después del cansancio, Hildegart Oloarte, egresada de la Facultad de Artes de
la UV, tiene más de una década produciendo como una fotógrafa ligada a su
tiempo, experimentando con materiales y procesos diversos, pero sobre todo
interesándose en temáticas que con distintos pretextos terminan poniendo en
común algo, frecuentemente el asombro. Fundamentalmente ella hace ensayos, pero
no a partir de un aparato documental sino creándolo, apostando con sistema o
asistemáticamente en ellos toda clase de reflexiones y sugerencias con sus
respectivas dosis de subjetividad: Ensayo para el bulto (1996), Ensayo
para la realidad (1997), Ensayo para mi infancia (1998-2000), Ensayo
para Lewis Carroll (2001), Amuletum (2010) y Dibujos fotogénicos (2011-2012) son algunos de sus trabajos.
Ensayo para Carlitos comienza
en 2012 pero es una serie inacabada porque hay que agregar casos y de algún
modo dar seguimiento a otros. Efectivamente, lo mejor sería que fuera un
trabajo no sólo terminado sino irrepetible en virtud de los alcances de la
ciencia y las acciones preventivas. Sabemos que no es ni será así en el corto
plazo y que, por ello, aunque se trata de niños veracruzanos, valdrá la pena
llevar esta muestra a donde se pueda, por qué no precisamente a los mismísimos
espacios en los que hay que resolver el problema o, mejor, evitarlo. ♦
Por Omar Gasca